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Encuentro

Cuatro mitos de Osasuna reflexionan sobre el pasado y el presente en el foro DN en vivo

Puñal, Echeverría, Castañeda y Cruchaga, los cuatro con más partidos disputados, charlaron en Diario de Navarra con el club rojillo en pleno Centenario

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Cuatro mitos de Osasuna, protagonistas del foro DN en vivo
Actualizado el 18/11/2020 a las 16:55
Están en lo alto del ranking histórico. Así seguirán durante años. O décadas. Entre los cuatro se calzaron las botas en más de 1.700 ocasiones. Patxi Puñal (513 partidos, 45 años), José Manuel Echeverría (463 partidos, 68 años), Javier Castañeda (395 partidos, 65 años) y César Cruchaga (385 partidos, 46 años) fueron los invitados del foro DN en Vivo de Diario de Navarra con motivo del Centenario.
En un ambiente distendido y con la presencia de Luis Sabalza, repasaron sus vivencias y ofrecieron sus reflexiones sobre Osasuna. Pertenecen a dos generaciones diferentes, pero tienen visiones en común. Es la línea que sigue este club con el paso del tiempo.
EL PAPEL DEL CAPITÁN: ARMONÍA Y DAR EJEMPLO
En sus épocas, a los cuatro les tocó portar el brazalete para “llevar la armonía al vestuario”, apuntó Castañeda, siendo el de Osasuna un grupo que ha destacado por sus valores. “A veces es también una función ingrata. Cada uno de los 25 tenemos una madre y hay situaciones durante una temporada que debes gestionar”, expuso Cruchaga. “Yo era tímido y nunca pensé en ser capitán pero llega un momento en que por tu carisma te dicen que puedes servir para esto”.
“El capitán se va haciendo, no es que te digan que eres el más antiguo”, señaló Echeverría. “Por tu manera de actuar y relacionarte te vas ganando el respeto y sin quererlo te conviertes en eso. Pero también en el campo. Los cuatro que estamos aquí sabemos que tomas las competencias del entrenador, te vas dando cuenta dónde falla el equipo y hay que pegar un chillo”.
Para Puñal, el capitán “debe predicar con el ejemplo no sólo el domingo, también día tras día”. “Te tienes que entregar. Lo vas mamando desde pequeño. Ves lo bueno y lo malo de cada uno. Y además de conocer eso, hay que tener carácter y personalidad para poder llegar a la gente y tener la capacidad de mirar a un compañero a los ojos y decirle las cosas”.
Echeverría apostilló: “Ser capitán es importante en todos los equipos, pero en Osasuna más. Es un añadido. Es una figura que debe tener carisma y transmitir a la afición. Tiene que ser más especial que en otros equipos”.
EL VESTUARIO: ACOGER AL DE FUERA Y SIN ESTRELLAS
Es un lugar sagrado y en un equipo como Osasuna, cobra una relevancia importante. “Nosotros éramos un grupo comprometido de chavales que veníamos de juveniles y llegamos a ser profesionales”, expresó Cruchaga sobre aquella hornada con Martín a mediados de los 90. “Reuníamos las características propias de Osasuna: peleones, amor propio, guerreros y buena gente”. El histórico defensa central recordó que para los fuera era fácil entrar al grupo. “Se acertaba con los fichajes. Ese rollo en el vestuario es difícil de conseguir. Cuando han venido mal dadas, la afición acude pero la unión de 25 personas te hace sacar las cosas adelante”.
Castañeda relató que fue bien acogido cuando llegó del Castilla con Osasuna recién ascendido en 1980. “Lo importante es que en el vestuario esté contento todo el mundo, hasta el que no juega. El que juega titular le tiene que demostrar al que no juega por qué no juega. Con su actitud y con su trabajo en el día a día. En mis once años en Osasuna he convivido con tres generaciones de jugadores. Desde Cuco Ziganda y Goiko hasta Clemente Iriarte, que me sacaba 12 años. He notado siempre el respeto al jugador. Siempre me transmitieron el compromiso y después yo intenté inculcarlo”.
Echeverría añadió que “es importante mantener las buenas relaciones del equipo con el entrenador y con la directiva”. “Hay gente negativa para el equipo. Es labor importante del capitán parar esas cosas. Lo clásico de un tío que está cabreado porque no juega”, dijo el de Goizueta.
Puñal argumentó que en el vestuario de Osasuna siempre debe permanecer “un núcleo duro con los de casa y con esos de fuera que están integrados y son como de casa”. Recordó a Aloisi. “Era de los nuestros. Cenaba con nosotros y estaba por ahí con nosotros. Es labor de los capitanes, respetar y llevar las buenas relaciones. Notas con quien congenias más o menos, pero hay que trabajar para el grupo y saber dónde está el límite”, expuso.
Sobre el delantero australiano, Cruchaga contó una curiosa anécdota. “Los que venían de fuera se metían en el grupo fácil. Somos así. No era una labor extra. Te vas de cena, te echas cuatro vinos y te los llevas a los toros con Sanfermines. En una Nochevieja, Aloisi se disfrazó con nosotros de romano. Entrenábamos el día 1 y su mujer estaba embarazada. Y tan a gusto. Éramos roceros, con casta. Valíamos para todo”.
Puñal valoró el trabajo de la dirección deportiva. “Nunca se ha funcionado con estrellitas, sino con gente que suma. Eso ha sido diferente en otros clubes”.
EL ENTRENADOR: ELLOS NO LO DESTITUYEN
Las leyendas rojillas desvelaron que las directivas acostumbraban a preguntar en el vestuario si eran partidarios de la destitución del entrenador si las cosas iban mal. “Me ha pasado con todos los entrenadores, al pelear por salvarnos, pero siempre hemos confiado en ellos. Yo decía que esperaran un poco. El tiempo daba la razón. Con Lotina, con Aguirre... Lo fácil era echarle, pero nosotros no lo íbamos a hacer. Los directivos y presidentes son lo que menos saben de fútbol, se tienen que apoyar en las personas que contratan. Generalmente aquí se tiene paciencia y es algo acertado”, afirmó Cruchaga.
Puñal puso un ejemplo de relaciones diferentes. “Hay un perfil como el de Mendilibar con el que te sentabas en el autobús a jugar a las cartas y el de Lotina que se cambiaba de acera al verte porque no quería confianza”.
Echeverría desveló que en dos ocasiones Ezcurra le consultó para destituir a Alzate y a Brzic. “Le dije que no soy nunca partidario de echar al entrenador a mitad de temporada, que en todo caso esperasen al final para decidir”.
Castañeda lo concretó un poco más. “Tuvimos conversaciones con el presidente, pero el que tenía que echarlo era él, no nosotros. Hubo votación dentro del vestuario y salió que le echaran, pero siguió”. Echeverría estuvo al quite riéndose: “Yo de noche tuve otra reunión y sin linterna”.
Puñal confesó que la plantilla tuvo en su mano el futuro de Lotina. “Nos juntó a todo el equipo en el centro del campo con ese gesto de apesadumbrado cuando las cosas no iban. ‘Creo chavales que podemos sacar esto adelante juntos, pero prefiero que lo meditéis. Si pensáis que no debo seguir, iré al despacho del presidente y me marcharé. Estáis en vuestro derecho, vosotros coméis de esto. Haced una reunión y pensadlo’. Por supuesto seguimos con él”.
PARTIDOS GRANDES: MOTIVACIÓN POR SÍ SOLA
Cuando venía a Pamplona el Real Madrid o el Barcelona eran semanas especiales, pero Puñal no hacía distinciones. “Yo siempre necesitaba el día de antes para tener la cabeza muy centrada, no sólo el día del partido”. El de Huarte recordó que había siempre tres o cuatro equipos con más “calidad, salto, potencia y velocidad”. “Eran fueras de serie. En casa les apretabas hasta que les aburrías”.
Echeverría recordó la estampa al aparcar en el Sadarcillo cuando llegaba un grande. “Durante la semana, se notaba la tensión especial al ir a comprar el pan. Pero hay algo que me ponía al 200%. Dejábamos los coches en el Sadarcillo hora y media antes y había colas de gente para entrar. La gente estaba ilusionada. Era una manera de salir al campo muy emotiva. En casa hemos ganado a todos con el ambiente que se formaba. Fuera de casa era otra cosa, veníamos con el capazo”.
Recordados son los marcajes de Castañeda a Maradona. “Ganamos al Barcelona 4-2. Tampoco fue algo excesivo, tuvo repercusión en los medios de fuera. No me acuerdo si se fue dos veces, pero otro compañero subsanó el error. Era trabajo de equipo. Si te toca marcar a Maradona y ganas, se realza más”.
El madrileño pasó a contar algunas anécdotas. “Llamó la atención que me afeitara el bigote. Pero solo fueron seis meses y fue por una alergia. Luego, cuando vine a Pamplona, estuve en Ibiza cuando era Ibiza. Venía con collares y 32 pulseras. Alzate y la comisión técnica entraron en shock. Me dijeron que no jugara así. ‘Vale, vale, ya me las quito’. Fue chocante para ellos, no para los compañeros”.
LA HORA DE DESPEDIRSE: EL PASO A LA OTRA VIDA
Fue para Puñal en 2014 tras el partido del Betis. “Es el peor momento. Esa pretemporada me había costado. En diciembre comuniqué que me iba a retirar. Solo me quedaba dejar al equipo en Primera. Pero bajamos”, recordó. “Al principio cuesta ubicarse, después de haber estado en lo alto y en boca de todo el mundo. Te dedicas a otras cosas como a hacer la comida, a estar con los críos… Pero le sacas el gusto y le das el valor que tiene”.
Cruchaga lo dejó en 2009. “Cuando tengo claro que algo se ha acabado, no lloro. Cambio de página. He tenido muchas inquietudes en la vida aparte del fútbol. No me veía bien en el campo, con la rodilla no andaba fino. Fue un regalo despedirme contra el Real Madrid. Teníamos que ganar. Pude disfrutarlo. Recuerdo cómo Azpilicueta, Monreal y Flaño se tiraron encima mía. Sabía que mi vida no iba a ir por el fútbol. Me gusta mucho la naturaleza, la montaña, bucear, esquiar, los encierros… Lo dejé y me fui dos meses a Nueva Zelanda. He vivido muchas experiencias”.
La salida de Echeverría fue en 1986. “Tenía 34 años. Fue un momento que no me dio tiempo a pensar. Había jugado el domingo contra el Sporting, 0-2, el día que se lesionó Aguirre. Echaron a Brzic y entró Zabalza, que me pidió que fuera su ayudante. Te vas oliendo la retirada, pero en el momento no me dio ni tiempo a pensar”.
Castañeda lo dejó en 1991. “No fue buena mi salida, pero no me preocupaba mucho por cómo se gestionaba. Llevaba mal las pretemporadas. Te subes 15 días al monte a correr... Yo quería jugar. Con 36 años ya eran muchas batallas. Yo tenía claro que no iba a ser entrenador, no valgo. Por mi carácter. Empecé otra actividad. No sé de nadie que haya estado en la Seat 30 años y vuelva a la Seat. Esto es lo mismo. Lo dejé en junio y en septiembre estaba trabajando, y hasta ahora”.
EL OSASUNA DE AHORA: UN BUEN MOMENTO
Puñal cree que Osasuna ha llegado “con muy buena salud al Centenario”. “Hemos sabido sobreponernos. Ha habido que subir montañas y atravesar valles. En lo deportivo, Jagoba ha sabido darle al equipo herramientas y lo ha consolidado en Primera. Osasuna está bien considerado”.
Echeverría lamentó que no pueda ir la afición a El Sadar. “Deportivamente las cosas van bien y el estadio es precioso gracias a la gente que ha trabajado bien. Este club estaba en el barro. La imagen de directivas y presidente había quedado deteriorada. Yo he conocido gente que ha trabajado muy bien y ha dedicado mucho tiempo. Quisiera resaltar un nombre. Estuvo trabajando en la primera ampliación con los arquitectos y sin cobrar una peseta: Juan José Barbería. Y me refiero a más directivos, no todos han sido delincuentes. Ha habido médicos, militares, abogados, arquitectos... Han trabajado gratis para el club”.
Cruchaga miró al pasado. “El club estaba hundido y vivió un momento muy negro, hubo cosas muy feas. No era el reflejo de la sociedad navarra ni del club. Ahora da gusto ver a este equipo de amigos, con el entrenador y con la directiva. Es el momento de disfrutar. Salían noticias malas. Hay que dar valor a la gente que dio un paso adelante. Había mucho osasunista y gente que hablaba, pero los que dieron el paso fueron los miembros de esta directiva. La desaparición estaba en juego. Se mojó esa gente, pero bien mojada”, realzó mirando a Luis Sabalza.
“Osasuna es más un club”, concluyó Castañeda. “Ha habido malos y buenos momentos, pero el club está por encima por todo. Nosotros jugábamos siempre con el campo lleno. Habrá altibajos, pero el campo se volverá a llenar. Lo bueno es la unión que hay”.
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