C.A. Osasuna
Osasuna estropea en casa el punto de San Mamés
La peor noticia es que los rojillos volvieron a ser los de otros tantos partidos en El Sadar

Actualizado el 05/11/2016 a las 23:30
El empate en San Mamés, en la orgullosa Catedral del fútbol, supo a mucho. Más que por el punto en sí, porque fue el fruto de un Osasuna con canteranos acaparando los focos, valiente mientras le duró el oxígeno y bien plantado cuando arreció el temporal. A grandes rasgos, lo que se le puede pedir a este equipo. El ADN del club trasladado al campo.
0 - Osasuna: Nauzet; Oier, David García, Miguel Flaño, Unai García, Alex Berenguer (Javi Álamo, m.87); Fausto Tienza (Jaime, m.77), Roberto Torres, De las Cuevas; Sergio León y Kenan Kodro (Otegui, m.63).
1 - Deportivo Alavés: Pacheco; Kiko Femenía (Vigaray, m.71), Alexis, Feddal, Raúl García; Marcos Llorente, Dani Torres; Toquero (Espinoza, m.81), Camarasa (Krsticic, m.92), Theo; y Santos.
Gol: 0-1, m.76: Santos, de penalti.
Seis días después, en casa, los rojillos han estropeado aquel empate. Ese punto parece una miseria ahora, tras caer contra el Alavés. Frente a un rival directo, otro recién ascendido que no debe ser más que Osasuna, pero lo fue sobre El Sadar. No mucho más. Lo justo para que su victoria de penalti dudoso parezca lógica.
La peor noticia es que Osasuna volvió a ser el de otros tantos partidos en El Sadar. Timorato, replegado a merced de lo que el rival quiera o sepa hacer con la pelota y fiado a la inspiración de dos o tres jugadores. En este caso, el Alavés no fue el Celta o la UD Las Palmas y se ahorró el rondo en el centro del campo. Se pareció más a las versiones que mostraron el Betis o el Espanyol a su paso por El Sadar, equipos que se contentaron con agradecer la endeblez rojilla en la parcela ancha para tocar la pelota sin agobios. También sin ideas. Gracias a eso y a un par de felices intervenciones del discutido Nauzet, Osasuna aguantó con la portería a cero hasta el minuto 76.
Antes, el plan de Martín, árido y pesado, duro de tragar por el aficionado como pocos, estuvo a centímetros de cuadrar. Pudo hacerlo en la primera mitad, en un remate de cabeza de Sergio León que Toquero salvó en la línea de gol. Y también en la segunda, cuando Roberto Torres se inventó un excelso pase dentro del área a Kenan Kodro. El cuarto ariete de la plantilla, el héroe del ascenso, demostró que tiene calidad en sus botas como para adelantar plazas en la rotación con una volea perfecta, seca, dirigida abajo, al riñón del portero. Pacheco, un guardameta internacional sub-21, desvió el balón con una gran parada.
No obstante, estas ocasiones fueron dos espejismos. Dos anécdotas en un partido en el que Osasuna mostró más impotencia que claridad, más prudencia que intención, y en el que solo durante los diez primeros minutos de la segunda parte se pareció al de San Mamés, presionante e incisivo.
El Alavés esperó su oportunidad. El balón era suyo y el dominio territorial también, lujos asiáticos en un desplazamiento. Solo le faltaba el gol y lo encontró en un regalo de Osasuna. Oier se complicó en campo propio, Santos le robó la cartera y buscó en profundidad a Theo. El interior se midió con David García en la carrera y el canterano, igual que contra Joaquín el día del Betis, perdió. Acabó trabando al rival, quizá fuera del área, quizá en el mismo borde. El árbitro pitó penalti y Santos lo lanzó con autoridad. Arriba y a la derecha de Nauzet. Inalcanzable para el portero rojillo.
El último cuarto de hora fue un retrato de las limitaciones de Osasuna. Obligado a generar fútbol, no encontró soluciones. Ni con Otegui sobre el campo, ni con Jaime Romero, ni mucho menos con un Javi Álamo que, noticia, volvió a sumar unos minutillos anecdóticos. Oier reclamó penalti en una acción que no lo pareció. Las protestas le sirvieron al árbitro para regalar un par de tarjetas extra y al Alavés para que el choque se despeñara hacia su final sin que nada pasara. Pacheco no volvió a ser exigido. Y la afición se marchó sin ver ganar a su equipo. Otra vez. Ya van seis: dos empates, cuatro derrotas y cero silbidos desde la grada contra técnico y jugadores. De momento.
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