La gran fiesta del fútbol arranca por fin en
Brasil tras meses de zozobra. El balón echa a rodar en el
Arena Corinthians de Sao Paulo, inacabado horas antes de la inauguración, y es momento de recordar a los
obreros fallecidos, heridos y explotados en sus trabajos contra el crono para terminar las obras en los estadios. No deben caer en saco roto los retrasos crónicos, las huelgas, los atascos permanentes y un sinfín de protestas y de peticiones para que dimita hasta
Joseph Blatter, veterano mandamás de la FIFA.
La presidenta de Brasil,
Dilma Rousseff, asegura que la séptima economía mundial "superó los principales obstáculos y está preparada para la Copa dentro y fuera del campo". Pero no desea acudir a la puesta en escena para
evitar abucheos y algarabías. Se juega su reelección en octubre y el Mundial supone un test clave.
Brasil, representante del país que convirtió el rudimentario fútbol que inventaron los ingleses en un arte, y la animosa y aún joven Croacia, abren el campeonato en presencia de
61.000 hinchas y 12 jefes de Estado y Gobierno. Hace siete años Brasil se ganó el derecho a albergar su segundo Mundial en casa, o al menos así lo entendió la FIFA, y está decidido a mostrar al mundo su poderío emergente y a exorcizar el fantasma del
'Maracanazo' de 1950 frente a Uruguay.
La carrera hasta llegar a la meta ha sido dura como una prueba de 3.000 obstáculos, con críticas constantes por el gasto de casi 10.000 millones de euros en fútbol, a pesar de que el país cuenta con unos servicios públicos de pésima calidad. Rousseff comparó la preparación del Mundial a un partido "sudado y muchas veces sufrido"" pero aseguró que el resultado vale la pena. "Brasil , como el Cristo Redentor, está de brazos abiertos para acogerles a todos ustedes", dijo en su discurso de radio y televisión, dirigido a los 600.000 turistas esperados en las 12 ciudades sede del Mundial, desde Manaos (Amazonas, al norte) a Curitiba (Paraná, sur).
El peso de la 'Canarinha'
La
'Canarinha' carga con el ánimo de todo un país. Scolari y sus pretorianos están convencidos de ganar a los croatas, romper la tradición de los malos estrenos del anfitrión, y dar un golpe de autoridad camino del 'hexacampeonato'. Todo lo que no sea ganar supondría un fracaso sin paliativos para un grupo que ha llevado a cabo una concienzuda preparación en Teresópolis y ha ganado sus últimos nueve partidos.
Ni los croatas, ni tampoco México y Camerún, parecen adversarios de gran fuste en el
grupo A para un equipo muy compacto, bien trabajado tácticamente por Scolari, y que confía en el desequilibrio de Neymar y la velocidad y potencia de Hulk.
Los balcánicos prometen una dura batalla. Afrontan su cuarto Mundial. Con el madridista
Luka Modric y el futuro barcelonista
Ivan Rakitic como estandartes, celebran la segunda mejor generación de su historia. Bajo el liderazgo de Boban y Suker, fueron terceros en Francia'98. Repetir aquello sería una hazaña.
El joven Niko Kovac pierde por sanción a
Mandzukic, expulsado en
la repesca ante Islandia, y al lateral
Pranjic. De los soldados que salieron derrotados en Alemania 2006 sobreviven el portero
Pletikosa, el delantero
Olic y el viejo
Simic. Kovac cambió las botas por el traje de banquillo. Se trata del tercer duelo entre ambas selecciones. Hace ocho años, decidió un gol de Kaká en Berlín. Y en 2005, el amistoso de Split, concluyó en tablas.
Al cierre de esta edición continuaban los remates de los obreros en el Arena de Sao Paulo, tapado completamente por una lona en uno de sus fondos. Los alrededores son una cochambre. Llegar en coche o autobús, una aventura. Mejor en el metro, si la huelga de sus empleados no vuelve a convocarse.
Alineaciones probables:
Brasil: Julio César, Alves, Thiago Silva, David Luiz, Marcelo, Luiz Gustavo, Paulinho, Oscar, Hulk, Fred y Neymar.
Croacia: Pletikosa, Srna, Corluka, Lovren, Vrsaljko, Brozovic, Rakitic, Modric, Kovacic, Perisic y Olic.
Árbitro: Yuichi Nishimura (Japón).
Estadio y horario: Arena Corinthians de Sao Paulo. 22.00 h. (Telecinco).
Selección DN+