Tras el derribo de ocho casas en las calles de Tecenderías y Bolserías, en 1890, quedó libre un solar que comunicaba ambas zonas. En ese punto, don Francisco Seminario, entonces concejal, mandó construir dos edificios.
Y cedió parte de los terrenos para ensanchar la estrecha calle de las Bolserías, que desde entonces pasó a llamarse San Saturnino en honor al patrón. Hoy, a ambos lados de la entrada del pasaje de Seminario aún puede verse esculpido en piedra el caduceo, la vara con alas y serpientes enroscadas que portaba Mercurio, dios del comercio y las comunicaciones en la antigüedad. Pero a juicio de Martinena, su inclusión en la fachada fue "un capricho del arquitecto o del propietario", porque la casa "es de finales del siglo XIX" y en ese momento ya no había una relación directa entre los artistas de la época y la tradición clásica. "En un momento en el que ya no se empleaba la heráldica ni otro tipo de simbología tradicional, recurrir a este tipo de detalles es más una cuestión de carácter ornamental o decorativa. No hay que buscarle significados especiales", agrega.
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