Las nuevas escaleras convencionales que les acompañan se podrán utilizar ya desde la próxima semana
Los vecinos de Azpilagaña e Iturrama verán estos días subir y bajar, casi sin descanso, las rampas mecánicas que se instalan para salvar los 7,2 metros de desnivel entre los dos barrios. Sin embargo, la estructura no está aún en funcionamiento para los vecinos porque los técnicos deben superar un mes de pruebas antes de abrirlas al público. A ello se dedicarán estas semanas, con previsión de inaugurarlas a final de mes o durante los primeros días de noviembre.
Lo explicó ayer José Vicente Valdenebro, director de Proyectos Estratégicos del Ayuntamiento de Pamplona. La obra se inició el 27 de mayo con un plazo de 190 días. Algunos contratiempos con conexiones telefónicas ralentizaron los trabajos, pero esperan concluirlos en el tiempo previsto. Las rampas, fabricadas en China y trasladadas en barco desde Shanghai, se colocaron en la primera semana de septiembre. Desde entonces se ha rematado la urbanización y la semana que viene se abrirán, previsiblemente, la escalinata central situada entre las dos rampas. De este modo, los vecinos podrán volver a salvar a pie la altura entre los dos barrios, sin rodear los barrios. Quedan aún otros trámites, como la conexión a Iberdrola porque las pruebas se realizan con electricidad de obra.
Las rampas alcanzan una velocidad de 0,5 metros por segundo, con lo cual, el tiempo aproximad para recorrerlas, sin caminar, es de un minuto. Su capacidad total es muy alta porque no existen tiempos de espera. Ronda las 9.000 personas por día, una cifra impensable en Pamplona. Valdenebro recuerda que estas estructuras se utilizan mucho en aeropuertos, donde los pasajeros las cruzan continuamente y andando.
El nuevo conjunto permite minimizar el tiempo necesario para conectar los dos barrios que comparten, por ejemplo, centro de salud o compras. Sin embargo, la medida adoptada no ha gustado a todos. La Coordinadora de Minusválidos de Navarra expresa su malestar porque, aseguran, un vecino en silla de ruedas no puede utilizar las rampas sin ayuda. "Buscamos la independencia de movimientos y, al final, esto es un paso atrás", lamenta su presidenta, Ana Mª Guerendiáin Ugal. Afirma que, en cuanto conocieron el proyecto, trasladaron su queja al consistorio. Ellos optan por los ascensores porque en las rampas resultan dificultosas para las sillas.
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Vista de una de las rampas que conectará los dos barrios. J. NAGORE
Los técnicos realizan estos días pruebas en las dos rampas, que permitirán salvar un desnivel de 7,2 metros.
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