El Ayuntamiento instaló 163 corrales, de los cuales sólo quedaron libres 23, para los 770 animales expuestos
Un total de 770 animales, 23 más que el año pasado, ocuparon 140 de los 163 corrales habilitados ayer por el Ayuntamiento en un solar del polígono de Agustinos para la feria de ganado equino de San Miguel. En total se hicieron 110 operaciones en las que 449 animales cambiaron de dueños, 24 menos que en 2008. "Hay menos gente que el año pasado, sobre todo hay profesionales", explicó José Pérez Pacios, de 55 años, técnico de protección Civil.
Desde las 12 de la noche del lunes, se trabajó para montar los corrales, de 36 y 18 metros cuadrados, y recibir los primeros tratantes.
Tres administrativos y dos veterinarios del Gobierno de Navarra fueron los encargados de controlar a lo largo de la feria, que duró desde las 7 de la mañana a las 3 de la tarde, las guías de entrada y salida de los animales. "En estos documentos viene el origen del ganado, el transporte en el que han venido, la identificación del ganado y los controles sanitarios.
Cuando se produce una compra, señala también el nuevo destino del ganado", explicó Yolanda Errea, administrativa. "Se comprueba que el comprador tiene un número de explotación, es un requisito obligatorio", señaló Errea.
Para verificar que todo los animales y los transportes tenían todo en regla, agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil establecieron un control en la salida. "Tenemos que mirar que los animales están en condiciones. En el tema de los tratos, ya se apañan solos los tratantes", informaron los agentes. Las ventas se cierran con acuerdos verbales y se ratifican con un apretón de manos. "Pero no existen ni actas ni nada por el estilo. Nosotros hay no tenemos potestad. Si acaso, un juez", expusieron.
El ambiente en la feria estuvo parado y, hacia el final, muchos ganaderos intentaron vender los animales como fuera, llegando a vender una yegua con su potro, e incluso, a aceptar lo que fuera por su ganado, como hizo un tratante cántabro. "La situación es complicada, pero sobre todo en exportación. Es difícil vender con todos los controles. Sin embargo, los potros jóvenes de un año, año y medio, sí se venden. Yo he comprado 35 de raza burguete", manifestó Luis Goñi Osácar, de 52 años, pamplonés que lleva desde los 18 en el mundo ganadero.
Algunos tratantes no quisieron pronunciarse sobre los precios. Una yegua podía encontrarse por 300 euros hacia el final de la feria, y un caballo para montar desde 3.000. "El pienso está caro, cuesta vender la carne y éste ha sido un año muy seco. Además, el precio de venta está muy bajo, y lo único que aumenta son los gastos sanitarios", indicó Miguel Villanueva Murillo, de 75 años y ganadero natural de Burutáin, que acudió para ver el ganado.
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Dos tratantes intentan controlar un potro durante la feria. JAVIER SESMA
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