Se plantea un asiento fijo para cada niño, que los de Infantil vayan en la parte delantera y el orden de descenso sea por edades
Las compañías de transporte que operan con el centro educativo de Estella al que asiste la pequeña de tres años olvidada durante cuatro horas en uno de los autobuses la semana pasada deberán introducir cambios en su funcionamiento. Aunque el colegio no tiene responsabilidad en lo ocurrido puesto que el servicio está externalizado, desde su equipo directivo se ha pedido a las empresas que refuercen o introduzcan aspectos en el protocolo para mejorar el sistema y evitar que se repita.
Al colegio público Remontival, en el que la pequeña cursa 1º de Infantil, llegan cada día doce autocares -pertenecientes a una UTE formada por distintas compañías- responsables de cubrir las rutas desde las localidades de las que proceden buena parte de sus casi 740 alumnos. La dirección, tras haberse reunido con empresas y cuidadoras el pasado jueves, les transmitió ayer cómo quiere el centro que se actúe desde ahora. Considera que, pese a no haber ocurrido nunca algo así, algo ha fallado en el sistema y resulta necesario variar aspectos de su funcionamiento.
Una de las modificaciones principales hace referencia al registro que la responsable de velar por los pequeños durante su traslado a clase tendrá que depositar en manos del centro una vez en destino. En esta lista debe constar el nombre de todos los niños que han subido al autobús en las distintas paradas, de forma que el profesor pueda comprobar si todos los que aparecen en ella llegan después al aula.
Contacto cuidadora-colegio
La cuidadora manejaba ya hasta la fecha el listado con esta información, pero se la llevaba de nuevo consigo sin dejarla en el colegio. Y este procedimiento propició que el pasado miércoles, el día que la niña pasó toda la mañana en el interior del autobús estacionado junto al silo de Merkatondoa, no se la echara en falta hasta que su padre acudió a recogerla. De la misma manera, al acabar la jonada lectiva, la trabajadora recogerá el registro actualizado con los niños que, a lo largo del día y por haberse puesto enfermos u otros motivos, hayan abandonado el centro sin tener que regresar en autobús.
La lista constituye un pilar importante en el sistema, pero no el único. El colegio ha marcado once puntos a las empresas en los que, además de recoger lo ya establecido por la normativa con temas como el cinturón de seguridad, aporta exigencias propias. Los alumnos de 3, 4 y 5 años, es decir, del segundo ciclo de Infantil deberán viajar en la parte anterior del vehículo, con sus hermanos si se considera necesario por el apego afectivo, para mejorar su control. Desde dirección se explica que se funcionaba así por parte de algunas compañías, pero no carácter general y como algo establecido por un protocolo.
Revisión por partida doble
Las obligaciones de la cuidadora quedan también claras. Además de apearse del vehículo para ayudar a subir a los niños en cada parada, se asegurará después de que todos están sentados con su cinturón de seguridad y las mochilas en el maletero. Será ella quien asigne a cada alumno un asiento fijo y se asegure de que permanecen en ellos todo el recorrido Nadie -ni cuidadora ni chófer- revisó el pasado miércoles que todos los niños bajaban del vehículo una vez completado el trayecto y las indicaciones del colegio estellés delimitan ahora claramente los pasos que debe dar cada uno.
Al llegar a Remontival, se abrirá sólo la parte trasera para que abandonen el autobús los alumnos de Primaria. Con todos fuera, la responsable avanzará, comprobando a su paso que no queda nadie en los asientos, a la zona de delante, por cuya puerta descenderán entonces los más pequeños. Lo harán agarrándose a una cuerda para entrar todos juntos al centro. El conductor no podrá reanudar la marcha hasta realizar su propia repaso de las filas y verificar que no hay nadie en ellas.
Las normas entregadas a las distintas empresas del transporte escolar abordan otras obligaciones de las compañías y el personal contratado para supervisar a los pequeños. En concreto, si se da el caso de que, de vuelta a casa y de nuevo en la parada de la localidad de origen, no hay nadie para recoger al alumno, el autobús debe regresar al colegio con él. A las cuidadoras compete igualmente controlar el orden dentro del vehículo y comunicar las faltas de disciplina a los responsables educativos.
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Autobuses del transporte escolar transitan ayer por las inmediaciones del polideportivo de Estella. MONTXO A.G.
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