La Ley estatal de Dependencia establecía como "excepcional" la ayuda al cuidador en el domicilio
Casi tres de cada cuatro dependientes navarros con derecho a prestación prefieren recibir la ayuda económica para el cuidado en el domicilio en lugar de ir a una residencia con subvención del Gobierno. Según los últimos datos de Bienestar Social, de las 8.471 prestaciones que se concedían el pasado 31 de julio, el 62% (5.310) son ayudas económicas para la atención a domicilio del dependiente.
Este porcentaje se eleva hasta el 76% si se suman otros recursos (Centros de DIA, servicio telefónico de emergencia, servicio de transporte adaptado, etc). Solamente un 24% de los dependientes elige la opción de la residencia (2.097 personas).
Las personas dependientes que tienen derecho a una atención por parte del Gobierno, conforme a la Ley foral de Servicios Sociales y la Ley estatal de la Dependencia, son los denominados "grandes dependientes" (nivel I y nivel II) así como los "dependientes severos" (nivel I y II). Éstos son los únicos a los que Bienestar Social tiene la obligación de dotarles de una prestación, si bien Navarra "arrastra" más de 2.000 prestaciones a personas que no tienen derecho porque son ayudas concedidas antes de que entrara en vigor la ley de Dependencia en 2007. Entre ellas, 415 plazas concertadas en residencias.
Principio de libertad
¿Por qué se prefiere la ayuda económica a una residencia subvencionada? En principio, la ayuda al cuidador en casa resulta a las arcas de la Administración más económica que una residencia. Bienestar Social abona una media de 2.130 euros por cada plaza residencial concertada o subvenciona frente a los 795 euros que, como máximo, puede percibir quien es atendido en su domicilio, en su gran mayoría por hijas, esposas y nueras. Por tanto, subvencionar una plaza en una residencia resulta entre dos y nueve veces más caro que una ayuda.
La consejera de Bienestar Social, Maribel García Malo, explica que Navarra ha desarrollado su propio modelo, basado en dos principios fundamentales. "El primero, la libertad de elección del dependiente. Entendemos que la Administración no debe imponer en ningún caso el recurso de cuidado a una persona". Explica que la libertad de elección queda plasmada en el Programa Individualizado de Atención (PIA), un documento en cuya elaboración interviene el usuario, la familia, el servicio social de base y la Administración. El otro gran principio consiste en "establecer todos los recursos para que la libre elección se haga con máxima garantía".
Pero las prestaciones en Navarra también están sujetas a la ley estatal de Dependencia. Y la hegemonía que están adquiriendo las ayudas económicas al cuidador contradice abiertamente el espíritu de la ley, que establece la ayuda al cuidador familiar como algo "excepcional". Se elaboró así pensando en aquellas zonas rurales donde no hubiera recursos. Así, el efecto de la ley está teniendo un efecto contrario a su objetivo. "Las leyes se hacen con buena voluntad, pero ponerlas en práctica es otra cosa. Y más una ley como la de la Dependencia, que desarrollarla al 100% resulta muy costos", afirma el presidente del Colegio Oficial de Enfermería, Pablo de Miguel Adrián. De hecho, la financiación en Navarra corre a cargo en casi un 92% del Gobierno foral frente a un 8% que abona el Gobierno central que, en un principio anunció que asumiría el 33%. Para De Miguel, que se opte más por las ayudas obedece, en primer lugar, a la tradición de cuidar a los enfermos en casa "hasta que se pueda" y, en segundo lugar, a la crisis económica. "Si te dan 600 euros es una ayuda si lo estás pasando mal".
Arraigo familiar
La consejera, que destaca con particularidad propia del modelo navarro la posibilidad de compatibilizar distintas prestaciones, justifica la preferencia por la ayuda en razones culturales. "Somos una comunidad con arraigo familiar, en el que la mujer ha tenido un papel protagonista en el cuidado de los miembros de la familia". De hecho, el perfil del cuidador es mujer mayor de 50 años y no incorporada al mercado laboral. "Al desarrollar nuestro modelo tenemos en cuenta la realidad actual, pero con la vista puesta en el futuro porque la realidad evoluciona. Entendemos que, al igual que en los países nórdicos, la preeminencia de las ayudas irá disminuyendo".
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