Cruchaga, al que le gustó el equipo, criticó al comité de árbitros por designar a Clos Gómez
Hace tres meses y tres semanas, César Cruchaga intentaba dar la vuelta al campo, rodeado de aficionados, inundado de lágrimas de felicidad. Minutos antes, había subido al palco a recibir el cariño de todo el estadio, acompañado por sus compañeros, todavía más emocionado. Y minutos antes, había conseguido su sueño: despedir su carrera profesional con la salvación de Osasuna.
Ayer, el ex capitán rojillo volvió a pisar el césped del Reyno para recibir más cariño, más insignias de oro y más homenajes. Pero sin apreturas, por desgracia para él, sin nada que celebrar después.
Aquel 31 de mayo, Osasuna se salvó de la quema que ayer le hubiera impedido jugar ante el Sevilla, uno de los grandes de Europa. Se salvó de la quema después de una temporada penosa y llena de sufrimiento, pero se salvó. Y el capitán colgó las botas en Primera.
Regalos del club
Ayer, Cruchaga saltó al terreno de juego acompañado por Pachi Izco. Una calurosa ovación recibió al eterno capitán. Bastante menos caluroso fue el recibimiento al presidente, que escuchó "Izco, vete ya" mientras imponía al de Ezcároz la insignia de oro. A continuación, el público entonó un masivo "Cruchi, Cruchi" que fue de lo poco emotivo que hubo ayer. Después, su amigo y relevo en el brazalete, Patxi Puñal, le entregó un collage de fotos enmarcado con una imagen protagonista: Cruchaga, puño en alto. Era el turno de que el ya jubilado hiciera el saque de honor. Disparó a puerta, pero las zapatillas le jugaron una mala pasada y resbaló, cayendo al suelo, entre risas.
Fue un comienzo especial en un partido demasiado igual a los de antaño. Errores propios, protestas contra el árbitro, ausencia de juego, la expulsión que no falta, negro inicio... Sin Cruchaga en la plantilla, casi nada ha cambiado en Osasuna, a pesar de los propósitos de enmienda del equipo de este verano.
Curioso, por no decir extraño, ese interés de Osasuna por hacer un homenaje a Cruchaga cuando nadie del club quiso estar en Peralta en el que le tributaron las peñas. Pero, lo que son las cosas, ayer vio el partido desde el palco presidencial. Desde allí, pudo ver que casi nada ha cambiado. Que Osasuna sigue con la misma falta de ambición y agresividad que los peores momentos vividos el año pasado.
También pudo ver Cruchaga que Negredo, al que tantas veces le tocó marcar, se lo pasa pipa frente a Osasuna. Que ha metido cinco goles en los cinco encuentros que ha jugado ante los rojillos.
"Echadle huevos"
Y pudo ver también el ex futbolista navarro cómo la afición apoyaba a su equipo hasta que se desesperaba con un 0-2 merecido y descorazonador. Probablemente, el "rojillos, echadle huevos" más temprano de la historia. Un cántico para reflexionar.
Indar Gorri había decidido no animar el primer cuarto de hora para protestar por las multas de la pasada temporada en Valladolid, que todavía siguen su curso. Pero el espectáculo fue tan bochornoso que no sólo fue ese cuarto de hora, sino que el estadio fue un funeral prácticamente durante todo el encuentro.
Además de quedarse hundido con el 0-2, los aficionados rojillos vieron cómo Camacho volvía a vérselas con Clos Gómez, y Sergio caía de nuevo en el mismo error del año pasado. Una roja clara y el equipo con diez.
Fue como un resorte que hizo al público abandonar el estadio harto para el minuto 81. Harto en la jornada 3. Harto de malos arbitrajes, sí, pero sobre todo de ver que no se enmiendan los errores. Harto de ver que no se lucha como se debiera.
El partido terminó con otro "Izco vete ya" y una pitada que se ensordeció con la megafonía. Y Cruchaga lo vio todo.
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Cruchaga, puño en alto, saluda a la afición. Al fondo, la piña de Osasuna en la que él ya no está. JAVIER SESMA
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