El versículo de la Biblia que reza "creced y multiplicaos, y llenad la tierra" (Génesis 1:28) cobra un significado literal en Jerusalén, donde una mujer fallecida a los 99 dejó una prole de 1.400 descendientes, entre hijos, nietos, bisnietos y tataranietos. Se trata de Rachel Krishavsky, una abuela perteneciente a la corriente ultra-ortodoxa del judaísmo, que murió el pasado fin de semana en Jerusalén. Esta superabuela judía se casó a los 18 años con un primo suyo, Itzhak, ya fallecido, y como manda la tradición ultra-ortodoxa, ambos cumplieron con su cometido trayendo al mundo once hijos: siete varones y cuatro mujeres. EFE
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