La Asociación protectora de Animales de Mutilva Baja y Echauri ha recogido, en lo que llevamos de verano, 317 perros y unos 100 gatos; algunos de ellos arrojados al fondo de los contenedores. A finales de año, prevén que la cifra aumente a los 2.000, contabilizando el total de los centros de la Comunidad foral.
POR qué los abandonan en la basura? ¿Por qué no los regalan o los llevan a una Protectora?". Quien se hace estas preguntas, tiene 13 años, y se llama Adrián Subiza Iragui. Hace dos meses encontró en el fondo de uno de los contenedores que hay a la entrada de su pueblo cuatro cachorros envueltos en una bolsa de plástico. Apenas tenían dos días de vida.
Sucedió el 29 de mayo, a las cinco de la tarde. Navaz, un pequeño pueblo de 49 habitantes muy próximo a la cuenca de Pamplona, despertaba del letargo de una calurosa siesta de verano. Adrián, como todas las tardes, se dirigió al contenedor de material de reciclaje para depositar la bolsa de basura, cuando le frenó un extraño sonido. "Serían las cinco", afirma el joven, mientras mordisquea la galleta del cucurucho de helado de fresa que acaba de comprar de una furgoneta ambulante. "Parecía el maullido de una cría de gato", continúa diciendo. Adrián no lo pensó dos veces: avisó a su madre y a su hermano, que acudieron de inmediato al lugar. Se subieron a una silla y removieron el interior. Los gemidos les empujaban a actuar con rapidez. Uno a uno, retiraron los recipientes y los plásticos de invernadero que se amontonaban dentro del contenedor. Los cuatro cachorros, de dos días de vida, aparecieron en el fondo de este horno verde, envueltos en una bolsa de la compra oscura. El único que respiraba era Chester. Sus tres hermanos estaban muertos.
"Hacía demasiado calor y la bolsa la habían anudado completamente ", detalla Elena, la madre de Adrián. "Llevarían desde el mediodía, unas tres horas... No entiendo cómo Chester pudo sobrevivir. Lo sacamos inmediatamente, me mojé el dedo con leche, y lo alimentamos cada tres horas, igual que a un bebé", ríe. "Al día siguiente, compré leche materna para animales"
Chester fue recuperándose, por lo que decidieron regalarlo a unos amigos. Marisol Pérez Landazabal, su marido Álvaro y Taybo, su hijo, le darían el impulso final a la vida. "Lo salvarían". Y así fue. "Al principio no queríamos encariñarnos mucho", explica Marisol. "Creíamos que se nos podría morir ".
Sin embargo el perro, creció muy rápido. "Ahora le ves correr de un lado para otro por las callejuelas de Navaz, tan feliz... Es muy sociable. Eso sí, con mucho carácter". Aquel cachorro de dos días, a punto de morir asfixiado dentro del contenedor de plástico, ha cumplido dos meses, pesa cuatro kilos, y no para de jugar. Marisol y Álvaro le observan revolotear con la pequeña Iranzu, de cinco años, prima de Adrián. Vigilan desde la sombra de uno de los nogales que se levantan en cerca del arroyo.
Juanjo García Estévez, veterinario de la clínica Iruña fue el primero en inspeccionar al cachorro. "Estaba bien", aclara, "le pusimos alguna vacuna más de la cuenta para protegerle de las posibles carencias". Si Chester nació un miércoles y lo desecharon un viernes, el único día que recibió la primera leche de la madre, el calostro, fue clave: su organismo recibió los anticuerpos que le fortalecerían el sistema inmunológico.
Esa tarde en la que inspeccionaron a Chester, Gracia de Garnica García, de 19 años, ayudaba a Juanjo en la consulta. Esta estudiante de veterinaria recuerda una historia parecida a la de Chester. En este caso, ocurrió con un sabueso. "Desde casa oíamos el ladrido de un cachorro. Nuestros perros de caza empezaron a responderle enloquecidos. Mi padre le siguió el rastro hasta un contenedor de vidrio. Allí estaba, entre botellas. Mi hermano echó un colchón de papeles para evitar que se cortara. Intentamos alcanzarlo con las manos pero era muy profundo. Como le colgaba un pequeño arnés del lomo, introdujimos un paraguas y con el mango lo subimos poco a poco. Vivió en casa dos meses. Al final, lo tuvimos que regalar a unos cazadores. Desde entonces le he visto un par de veces y está muy bien. Es un gran cazador".
Diariodenavarra.es no se responsabiliza ni comparte necesariamente las ideas o manifestaciones depositadas en las opiniones por sus lectores La discrepancia y la disparidad de puntos de vista serán siempre bienvenidos mientras no ataquen, amenacen o insulten a una persona, empresa, institución o colectivo, revelen información privada de los mismos, incluyan publicidad comercial o autopromoción y contengan obscenidades u otros contenidos de mal gusto.
Diariodenavarra.es se reserva el derecho a decidir las noticias que admiten comentarios de los lectores.
Atención: Tu petición no ha sido procesada correctamente. Comprueba que has rellenado todos los campos obligatorios correctamente y vuelve a intentarlo.
(*) Todas las opiniones que tengan rellenados estos campos pueden aparecer publicadas en el periódico impreso
Marisol Pérez sujeta a Chester en el contenedor donde fue arrojado y encontró Elena (izda). FOTOS IVÁN BENÍTEZ
© DIARIO DE NAVARRA. Queda prohibida toda reproducción sin permiso escrito de la empresa a los efectos del artículo 32.1, párrafo segundo, de la Ley de Propiedad Intelectual