Los de Camacho se adelantaron con un gran gol de Juanfran y Zárate empató para la Lazio
Osasuna se marcha de Italia invicto. La gira deja un sabor esperanzador ya que ayer volvieron a repetirse durante la primera mitad del partido las buenas sensaciones de Parma. Los rojillos cosecharon un merecido empate en el Olímpico de Roma contra la Lazio, campeón de la Supercopa, fruto de su trabajo defensivo y de un golazo que marcó Juanfran en una acción individual.
Osasuna saltó muy bien plantado al césped del estadio Olímpico romano. Se adueñó de la posesión y circuló en terreno italiano en un indicio claro de su ambición. Paciente y llevando el cuero de una banda a otra, como debe ser.
Sin embargo, ésta no fue su mayor virtud. En la presión, los rojillos funcionaron como un reloj. El equipo estuvo compacto y solidario en las ayudas desde la presión que ejercieron Aranda y Pandiani sobre la zaga romana. Los dos son primeros defensas de Camacho. Ellos inician el achique y como si se tratara de una orquesta el resto de sus compañeros continúan mordiendo al contrario.
Si no quieres que te creen peligro, roba el balón en el campo contrario. Es la máxima de este Osasuna que se adelantó en el Olímpico con una espectacular jugada de Juanfran, otra más de esta pretemporada. La presión dejó un tesoro en el minuto 22. El alicantino robó la cartera al lateral zurdo Kolarov, condujo la pelota con una zancada elegante y se fue directo al área. Vio a Aranda, amagó la asistencia, pero finalmente optó por la solución perfecta. Con el exterior de su bota derecha hacia el palo largo, hizo estéril la estirada de Bizarri.
Sergio y Flaño, los mejores
Osasuna se fue topando después con problemas en la profundidad, por mucho que intentara jugar por las bandas con los cambios de juego de Puñal y Rúper, las dos rocas del centro del campo de Camacho. Atrás, los dos centrales fueron expeditivos y dieron una lección de cómo jugar la pelota desde atrás. Sergio y Flaño fueron los mejores de Osasuna. Quizá por las alas faltó un punto de mordiente aunque Azpilicueta se fue creciendo con el paso de los minutos.
Zárate, el joven argentino, se convirtió en el hombre más peligroso de los italianos. Le anularon un gol por una mano claro, hizo volar a Ricardo después desde lejos y ya no perdonó cuando Brocchi le dio el pase de la muerte. La banda izquierda rojilla erró en el empate italiano, en uno de los pocos fallos que se cometieron en este primer tiempo.
El segundo tuvo menos intensidad. Ni Lazio ni Osasuna pudieron. Los rojillos pasaron algún apuro en los primeros compases, pero luego se restableció el orden defensivo. El problema estuvo en ataque. No se hallaron soluciones ofensivas ni se generaron ocasiones. El balón estuvo siempre en el centro del campo, sin mayores vías de penetración. Los dos entrenadores movieron los banquillos, y en el caso de Osasuna saltaron Monreal (Calleja adelantó su posición), Vadocz y Dady como hombres de refresco.
A Osasuna le comenzaron a fallar las fuerzas pero suplió sus defectos con temple en sus posesiones. Por eso, dio por bueno un justo empate en el Olímpico. Al final, que la Lazio se quedase con el trofeo Sky en los penaltis fue lo de menos. Osasuna invita al optimismo.
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Juanfran sigue con la mirada la trayectoria del balón tras sortear al portero y defensa romanos en el que fue el primer gol rojillo en el Olímpico.
Carlos Aranda corre tras el balón durante la primera parte del partido contra la Lazio en el Olímpico de Roma. MIKEL SÁIZ
Dady pelea por el esférico con Diakité. MIKEL SÁIZ
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