Una de las habilidades que unió a Andrés Martín, párroco de Badostáin, con el vicario del Hospital Clemente Espoz -hermano del guerrillero- y con el sepulturero Miguel Iriarte "Malacría", fue la de pasar armas en los féretros de gente fallecida en Pamplona. Recién estrenadas las inhumaciones fuera de las murallas, en el cementerio de San José en término de Berichitos, el ajuar del difunto en su tránsito al más allá podía incluir fusiles, pistolas, pólvora o indumentarias con las que vestir a los brigantes. "Malacría" fue detenido por los franceses. Se negó a delatar a los compinches y le ahorcaron.
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