El piloto italiano y el español se superaron siete veces en las últimas tres vueltas del circuito barcelonés
Fabuloso, espeluznante, maravilloso, inigualable, portentoso, excepcional, apoteósico. El planeta Tierra se quedó atónito ante la exhibición de motociclismo que Valentino Rossi y Jorge Lorenzo brindaron para la historia.
Compañeros de equipo, los máximos favoritos al título de la categoría reina se escaparon desde el principio en busca de demostrar quién es el rey de este deporte. Los dos se superaron siete veces en las últimas tres vueltas, para coronar una carrera de ensueño con cuatro adelantamientos en los tres kilómetros finales que el italiano sentenció gracias a un interior sobrehumano en la curva decisiva que sólo pueden ejecutar los campeones estratosféricos.
El piloto mallorquín había advertido en la víspera que la gran pelea con su vecino de escudería tenía que llegar. El duelo se convocó en el circuito barcelonés de Montmeló, con 88.502 personas como testigos y dos Yamaha como armas.
Empatados en el liderato
Lorenzo perdió el primer asalto de la batalla. Pero dejó claro que la fábrica tiene dos campeones y sólo puede otorgarse un título. Ahora, ambos lideran el Mundial, empatados con el australiano Casey Stoner, convidado de piedra en esta guerra italo-española que suscitó las emociones más inverosímiles.
La sala de prensa estalló en aplausos ante el espectáculo protagonizado por los dos mejores jinetes universales sobre dos ruedas. Los 15.000 metros que rubricaron el gran premio quedaron enmarcados para la leyenda de un campeonato que acaba de cumplir 60 años.
Valentino y Jorge escribieron ayer la última página de platino de un libro que Freddie Frith abrió el 12 de junio de 1949. A falta de tres pasos por meta, Rossi enseñó el colín de su máquina a Lorenzo después de estudiar sus movimientos a lo largo de nueve rondas al croissant de Montmeló.
La táctica del diablo
El español le devolvió la moneda cuando restaban dos giros, pero el veterano líder del cotarro le sorprendió con una pasada por el exterior, sin tocar el freno, que relegó de nuevo al mallorquín a la segunda plaza. Jorge esperó a la vuelta definitiva para atacar. Doblegó a su colega en la primera curva y los dos estuvieron a puntos de rodar por los suelos.
El campeón italiano recuperó el mando con una aceleración extrema por el interior, pero la joven promesa le quitó las pegatinas en la recta posterior a meta. Lo que no esperaba el balear es que su gran adversario le respondiera en un instante.
Era la táctica del diablo, que sabe más por viejo que por otra cosa. El emperador le atizó con un interior impresionante, a todo gas, que le dejó con la boca abierta y la trazada cerrada en la curva previa a la entrada hacia la recta de meta.
Entre la gloria y el fracaso
Pocos profesionales saben hacer esas acciones que juegan con la gloria o el fracaso por milésimas de segundo, por centímetros de espacio. Solamente Rossi podía desbancar a Lorenzo en esta situación límite. Acabó venciendo el poso de sabiduría. Pero el caldo de cultivo del futuro campeón, llamado Jorge, puso la semilla de la sucesión.
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Jorge Lorenzo trata de adelantar a Valentino Rossi en las últimas vueltas del Gran Premio de Cataluña. EFE
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