El Papa fue recibido a su llegada a Jerusalén, en el comienzo de la visita a Israel, por el presidente Simón Peres
Benedicto XVI honró ayer a las víctimas del Holocausto en el Memorial Yad Vashem de Jerusalén, donde abogó para que "nunca más un horror similar pueda deshonrar a la humanidad". En el lugar donde se custodian las cenizas de víctimas de los campos de concentración nazi y están escritos los nombres de millones de ellos, también hay un Museo en el que se exhibe una foto del papa Pío XII bajo un polémico epígrafe en el que se le acusa de haber callado mientras millones de judíos eran conducidos a los campos de exterminio.
Aunque altos dirigentes vaticanos expresaron su malestar y pidieron que fuera retirada la foto, al considerar que son falsas las acusaciones contra Pío XII, ésta permanece. Ayer Benedicto XVI no visitó el museo.
Flores y recogimiento
En cambio sí visitó la Sala de la Memoria, donde están escritos los nombres de los 22 campos de exterminio nazi y donde atizó la llama votiva, colocó una corona de flores con los colores amarillo y blanco del Vaticano y tras un momento de silencio y recogimiento departió con seis supervivientes.
El Papa habló durante varios minutos con los supervivientes, que le contaron sus vivencias. Al Pontífice se le vio muy interesado.
Ante el presidente israelí, Simón Peres, el titular del Parlamento israelí (Knesset), Reuven Rivlin, y el rabino del Memorial, el Papa alemán abogó para que nunca se olvide o niegue el Holocausto.
Ésta fue la segunda ocasión en la jornada en la que el Papa condenó el Holocausto y el antisemitismo. El Obispo de Roma subrayó que la Iglesia Católica está de parte de los que son perseguidos a causa de la raza, condiciones de vida o religión y está comprometida "a trabajar sin descanso para evitar que el odio no reine más en el corazón de los hombres".
Benedicto XVI aseguró que "Dios vive, aunque a veces es difícil comprender sus misteriosos e inescrutables caminos" y subrayó que "gobierna el mundo con justicia y juzga con equidad a cada pueblo".
"La misericordia de Dios"
Estas palabras recordaron cuando durante su visita a los campos de concentración de Auschwitz y Birkenau, en mayo de 2006, el Papa Ratzinger, "hijo del pueblo alemán", como se presentó, pronunció una frase que quedará para la historia: "¿Dónde estaba Dios en aquellos días, por qué calló, cómo pudo tolerar ese exceso de destrucción, ese triunfo del mal?".
El Papa firmó en el libro de honor de Yad Vashem, donde escribió "La misericordia de Dios no se ha agotado". Durante el acto, un artista hebreo le regaló al Papa un cuadro.
El edificio está dedicado a las víctimas del Holocausto y fue construido en 1953. Su nombre significa, en hebreo, Un monumento conmemorativo, un nombre. El complejo está compuesto de una sala de conmemoración, un museo histórico, una galería de arte, una sala de nombres y un archivo.
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El Papa Benedicto XVI reza en el Memorial Yad Vashem.
El Papa con Simón Peres. EFE
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