Izco sigue erre que erre con Camacho, y pregunta si en enero no hubiéramos firmado estar como hoy, pero ¿acaso lo habría firmado él en octubre?
L A pregunta de si en enero no hubiéramos firmado estar como hoy, tiene la respuesta pagada. Claro que sí. Los siete puntos que distaba la salvación cuando comenzó la campaña del "Yo no bajo" producían vértigo. Sin embargo, también pueden realizarse más preguntas. Por ejemplo: ¿hubiera firmado cualquier aficionado hace un mes, antes del Almería, Málaga, Valladolid y Recre, estar como ahora? Indudablemente, no. Pero todavía quedan más preguntas por hacer.
El presidente Pachi Izco pasó el viernes por Tajonar para animar a los jugadores a que correspondan con el esfuerzo de los aficionados. Está bien. El gesto tiene un mucho de súplica y otro tanto de toque de atención, en el que debe meter a los jugadores y también al entrenador. Como dijo el capitán César Cruchaga, la culpa es de los "los jugadores y del entrenador".
Demasiadas dudas. Sin embargo, en ese feelingparticular que Pachi Izco mantiene con José Antonio Camacho, el presidente se preocupó muy mucho de alejar al técnico de toda polémica o sombra de duda.
El presidente habló del técnico para confirmar su presencia en caso de seguir en Primera, ya que en Segunda sus emolumentos no son viables para el club. Flaco favor. Queriéndole sacar la cara, y tapar su falta de implicación por las sucesivas ocasiones en que ha hablado de seguir en Primera pero no en caso de un hipotético descenso a Segunda, le colgó la etiqueta de carero, además de lanzar el morboso interrogante de qué pastonazocobrará efectivamente el tándem formado por Camacho y su enigmático acompañante, Pepe Carcelén.
¿No cabría una negociación a la baja con el entrenador que habría descendido al equipo? Sin quererlo y, posiblemente, sin buscarlo, el presidente se metió en un jardín, donde además situó al entrenador en medio de todas las miradas (críticas).
La pregunta de octubre. No cabe duda de que el presidente tiene un interés ciego en la continuidad de Camacho, de la que lleva hablando más de dos meses, con cierto apresuramiento. Mientras que la tónica de sus casi dos mandatos ha sido posponer la renovación del técnico al final de la temporada, en este caso le comen las prisas, cuando justamente se trata de un entrenador que ha levantado más dudas que transmitido seguridades, algo que Pachi Izco podría comprobar fácilmente dentro del club, en diversos estamentos, si estuviera por la labor.
Fuera, se da la lógica división de opiniones entre los seguidores del tópico de la imagen mediática y racial que acompaña al técnico de Cieza, y los que se han hecho con una nueva imagen más fundada en el día a día de estos siete meses de trabajo no recogido por las cámaras de televisión nacionales.
Así como el presidente Pachi Izco pregunta quién no habría firmado en enero estar así el 8 de mayo, también podría plantear otra pregunta todavía más cruda y real: ¿quién habría firmado la segunda semana de octubre, cuando llegó Camacho, encontrar hoy al equipo en semejante guisa? Seguro que nadie. Ni él , ni nadie. Las expectativas entonces eran muy diferentes y, pese a la excelente racha firmada en la segunda vuelta, no se han cumplido. Cuando Camacho aterrizó no resultaba fácil imaginar que el equipo llegaría a situarse a siete puntos de la salvación. Ni el más pesimista.
Las respuestas dependen de las preguntas, y éstas de la forma en que se mire la realidad.
Replanteamientos obligados. Si en estos siete meses y medio que cumplirá en Osasuna firma la salvación, Camacho se habrá ganado la renovación con todo el merecimiento, pero nunca con un cheque en blanco.
Ojalá pudiera decirse hoy mismo, en Getafe, que, a la luz de terceros resultados y con una victoria de Osasuna, terminan las angustias, la salvación vuelve a estar al 80 por ciento, y la continuidad del técnico más cercana. Y que incluso podría rubricarse la semana próxima después de ganar al Sevilla. Pero nunca con un cheque en blanco. Ni con Camacho, ni con nadie.
Más aún. No parece que a Camacho le vayan a llover ofertas a raíz de la campaña trazada en Osasuna. En tal caso, habría que plantear incluso subir su alta ficha para lograr retenerlo, pero evidentemente no es el caso. La realidad resulta diferente.
En la ilusión de continuar en Primera, hay que esperar a terminar la temporada, para analizar qué proyecto necesita el club, que uso hará de la cantera, con qué jugadores, altas y bajas, etcétera. Entonces toca decidir si Camacho es el entrenador ideal o no, y negociar de forma muy distinta a cuando llegó.
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Izco, el viernes en Tajonar. JCC
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