Las rampas tendrán una longitud de 38 metros y salvarán un desnivel de 7,2 metros
A finales de noviembre Pamplona estrenará las primeras rampas mecánicas en la vía pública que se instalan para salvar una barrera arquitectónica. La solución se adoptará al final de la calle Buenaventura Íñiguez, donde actualmente existen unas escaleras que unen el tramo comprendido entre las calles Río Ega, en Azpilagaña, y Abejeras, en Iturrama.
Las rampas, una de subida y otra de bajada, serán paralelas y entre una y otra se volverán a reconstruir las escaleras. El desnivel que se salvará es de 7,20 metros y la distancia de 38 metros.
El proyecto fue presentado ayer por el concejal de Proyectos Estratégicos, Javier López, y por el director del área, José Vicente Valdenebro. El primero de ellos recordó las otras iniciativas que el equipo de gobierno ha tomado estos últimos años para propiciar la accesibilidad en algunos barrios de la capital y señaló que en este caso se han tenido en cuenta los servicios que, ubicados en uno u otro barrio son utilizados por los vecinos de ambos (centro de salud, colegio, escuela infantil, etc). Aunque en otros puntos se ha optado por la solución del ascensor, "en este caso de Buenaventura Íñiguez instalarlo resultaba bastante complicada", señaló López.
Las obras están financiadas por el Fondo Estatal de Inversión Local. Tienen un presupuesto de 665.971 euros y un plazo de ejecución de 190 días. Mientras se realizan habrá que utilizar un itinerario alternativo por las escaleras situadas en el parque próximo.
Un recorrido de un minuto
Los trabajos consisten básicamente en excavar un cajón o foso donde se ubicará la maquinaria de la rampa y también un sistema de recogida de agua. Después se volverán a construir las escaleras y a ambos lados se instalarán las dos rampas. La anchura de estas últimas será de un metro, mientras que las escaleras tendrán una anchura algo superior a tres metros.
Valdenebro explicó que las rampas son reversibles y funcionan tanto para subir como para bajar, de manera que si una de ellas se estropea, la segunda puede utilizarse indistintamente para subir o bajar.
La velocidad habitual de este tipo de mecanismos es de 0,5 metros por segundo, de manera que en esta rampa el recorrido de un extremo a otro se realizará en algo más de un minuto.
"Todavía no se ha tomado una decisión, pero generalmente, cuando la rampa no se utiliza, la velocidad es más lenta y aumenta cuando detecta la presencia de una persona", señaló el director del área. Las rampas dispondrán de cámaras de vigilancia y probablemente tendrán un horario de funcionamiento.
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Tras las obras, las escaleras desde Abejeras se reconstruirán y las rampas mecánicas irán a los lados. ARCHIVO
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