Obama tuvo en sus tiempos de estudiante un Fiat Strada, uno de los primeros modelos ensamblados por robots
EL anuncio del presidente estadounidense, Barack Obama, sobre la alianza de la firma italiana Fiat con el gigante de Detroit en quiebra Chrysler fue recibido en italia con enorme entusiasmo. "El topolino (ratoncito) salva al gigante", tituló el diario romano La Repubblica en homenaje al clásico modelo Fiat 500 Topolino.
Con todo, fue "orgullo" la palabra más escuchada para referirse a la noticia. Tanto el presidente Giorgio Napolitano como el primer ministro Silvio Berlusconi la utilizaron para describir el acuerdo, del que sale la sexta compañía automovilística más grande del mundo.
Otros comentaristas fueron más prudentes y advirtieron el espinoso camino que inicia el matrimonio Fiat-Chrysler. La ley de insolvencia a la que se acoge la estadounidense implica que aún seguirá inmersa en varios procesos legales que retrasarán la implicación real de la nueva alianza.
Pero las advertencias no evitaron que la imagen de Obama elogiando la tecnología de Fiat se convirtiera para muchos italianos en una reivindicación de su industria, acusada en los últimos años de falta de competitividad.
Fiat, el mayor empleador privado de Italia, estuvo en sí misma al borde de la bancarrota hace apenas cinco años. Los medios no dudaron ayer en elevar a la categoría de héroe a quien se considera responsable del vuelco de la situación: el consejero delegado de Fiat, Sergio Marchionne.
Frecuentemente vestido con ropa informal y modesta, el empresario de 56 años crecido en Canadá suele ser presentado como un "anti-divo". Ahora también se lo considera principal responsable del éxito en las negociaciones con la Casa Blanca.
Fiat dominó durante décadas el mercado interno con sus vehículos relativamente baratos, pequeños y estrechos, que parecían diseñados especialmente para las angostas callejuelas de muchas ciudades y pueblos italianos.
Pero desde finales de los 80 comenzó a perder peso frente a competidores de Japón y otras partes de Europa. En EE UU, un mercado encandilado por los coches de gran cilindrada y potencia, Fiat dejó de operar hace un cuarto de siglo.
La red de concesionarios
La compañía también se ganó entonces la mala fama de construir vehículos poco fiables debido a la escasa disponibilidad de sus repuestos. En las calles estadounidenses, la marca Fiat, acrónimo de Fabbrica Italiana Automobili Torino (fábrica italiana de automóviles Turín), se convirtió en las siglas de "Fix-it-again-Tony" (arréglalo otra vez, Tony).
Entre sus pocos seguidores parece haberse contado el propio Obama, que según los diarios italianos tuvo en sus tiempos de estudiante un Fiat Strada, uno de los primeros modelos de la compañía ensamblado por robots.
Más de un cuarto de siglo después, con una creciente preocupación por el medio ambiente y en plena crisis económica, el interés local por vehículos más verdes y eficientes ha aumentado considerablemente.
Desde que se hizo cargo de Fiat en 2004, Marchionne ha venido recortando gastos de gestión y priorizando el desarrollo de nuevos modelos, incluyendo éxitos comerciales como el nuevo Panda o el Gran Punto. La versión moderna del clásico 500 ganó el premio al mejor Diseño del año 2009.
Fiat confía ahora en poder valerse de los concesionarios Chrysler, bien establecidos en todo el país, para volver a introducir sus coches en el mercado estadounidense. Comenzará con el nuevo Fiat 500 y con MiTo, modelo de otras de sus ramas, Alfa Romeo.
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Empleados de Chrysler abandonan la planta de ensamblaje de Warren (Michigan). El lunes no volverán al trabajo porque la producción ha sido suspendida. AFP
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