Juanfran dispuso de
las mejores ocasiones ante un Valladolid que murió en manos de los zagueros rojillos
El tiempo dictará si el punto obtenido ayer en Valladolid es válido. No se puede saber todavía, en vísperas de jugarse el pellejo contra el Recreativo y el Getafe. Osasuna ya tiene 36 y conserva su colchón sobre el descenso, pero quizá haya desperdiciado una ocasión de oro para asestar un gran golpe de mano.
las mejores ocasiones ante un Valladolid que murió en manos de los zagueros rojillos
Es cierto que si alguien mereció llevarse el triunfo en el Nuevo Zorrilla, ese equipo vistió de rojo. Más que nada por ocasiones y acercamientos, y un notable rendimiento defensivo de todo el colectivo. Pero Osasuna no puede reclamar más. Su mayor gobierno nunca se tradujo en peligro real. No dio la sensación de ir con clara voluntad a por el triunfo, para apretar de verdad a un Valladolid muy conformista y triste ante su callada afición.
Se echó de menos esa pizca de profundidad, esa verticalidad para no abusar tanto del balón horizontal, ese contragolpe, esa definición a balón parado o, por qué no, esa dosis de fortuna como en los disparos de un recuperado Juanfran. Si atrás la defensa sobresalió en todas las pelotas que le colgó el Valladolid, el centro del campo y la delantera también se emplearon en la recuperación. A ese gran trabajo le faltó la continuidad atacante, un momento de sorpresa o lucidez ofensiva que se necesita para ganar. En una palabra, veneno.
Susto inicial de Oldoni
El Valladolid sólo pudo inquietar al muro rojillo en las acciones de estrategia y en contadas ocasiones. La primera fue del tanque brasileño Oldoni nada más comenzar y la segunda, del central Iñaki Bea. Ambas, de cabeza y en saques de esquina. No apareció más el equipo de Pucela en la primera parte, casi siempre corriendo tras el balón.
Osasuna, con más problemas por el centro, abrió el campo por las bandas y tuvo en Nekounam y Juanfran en sus principales puntuales ofensivos. El iraní apareció en dos córners con peligro. Su primera llegada salió junto al palo y en la siguiente no conectó por muy poco una prolongación de cabeza de Miguel Flaño. El alicantino, por su parte, también atacó con fuego. Sirvió centros envenenados desde la derecha y antes del descanso conectó un disparó que obligó a lucirse a Asenjo. La mejor versión de Juanfran ha vuelto. Ha ganado en confianza, y ayer fue el más incisivo dentro de una línea de ataque más trabajadora que brillante. Kike Sola, Masoud y Plasil pelearon absolutamente todo, pero a los tres les faltó ese chispazo definitivo.
Atacando a ráfagas
El dominio fue cada vez más estéril en la segunda mitad, salvo cuando la pelota estaba en los pies de Juanfran. Se atrevió otra vez con un zurdazo que se le marchó alto, metió un buen pase a Masoud que éste desperdició y a falta de un cuarto de hora dispuso de la mejor oportunidad. Cazó un rechace en el área y lanzó otro latigazo. Cuando iba a cantar gol, apareció Marcos para salvarlo casi sin querer.
Osasuna mantuvo su orden para agarrarse al punto. Mendilibar dio entrada a Ogbeche como efecto revolucionario sin que tampoco inquietara realmente a la fortaleza navarra, cómoda en su recital de despejes salvo algún despiste que se subsanó. Sólo se concedieron un par de disparos lejanos de Pedro León y Baraja. Se fueron altos.
Sin que nadie tomara excesivos riesgos, el 0-0 estaba más que cantado. Camacho apostó por jugar con dos puntas desde la entrada de Portillo, autor del último cartucho desviado. Kike Sola pudo ser objeto de un penalti cuando el partido moría y justo antes de dejar su lugar en el campo a Rúper, que cumplía con su debut en Primera. Lo hizo en un marco donde se dio cita una formidable afición navarra que sin duda se merece la permanencia.
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Sergio Asenjo observa a Masoud, que se duele en el suelo. El meta pucelano no tuvo que intervenir en exceso pero lo hizo bien. J.A. GOÑI
Una parte de los aficionados navarros presentes en el estadio vallisoletano para animar a Osasuna.
Kike Sola pelea por un balón con un jugador del Valladolid colgando. J.A. GOÑI
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