La pérdida de Galicia, los sondeos a favor del PP y la previsible abstención en los comicios elevan el escepticismo en el PSOE
Si el cambio de Gobierno tenía que servir para elevar la moral de las tropas de cara a las elecciones europeas del 7 de junio, ha sido en balde. Nadie en las filas socialistas daba un duro por las posibilidades de la candidatura del PSOE antes de la Semana Santa y aún resulta imposible encontrar a un dirigente de peso que vaticine un resultado favorable a sus intereses.
La maquinaria del partido trabajará a pleno rendimiento con la única esperanza de amortiguar el golpe y evitar que la brecha con el PP se mantenga en una horquilla "razonable", inferior a cinco puntos.
El tirón de Zapatero
Más que en el tirón de su cabeza de lista, Juan Fernando López Aguilar, confían en el efecto arrastre del propio José Luis Rodríguez Zapatero que tiene ya comprometidos todos los fines de semana de aquí a junio, según fuentes gubernamentales, con actos de partido.
El jefe del Ejecutivo se juega mucho en esta contienda. Una derrota puede debilitar su liderazgo y complicar también en el ámbito interno una legislatura que ya se presenta complicada. Este domingo comenzará la "tournée" con el primer gran acto de precampaña en el Palacio Municipal de congresos de Madrid, en el que presentará oficialmente a sus candidatos y su programa. Pero no es el único al que ha recurrido el comité de estrategia socialista.
Los ministros más políticos tendrán que salir al ruedo como en todas las contiendas consideradas clave, y algunos de ellos participarán en el habitual mitin de Vistalegre el 10 de mayo.
Movilización de ministros
Habrá mítines de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega; del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba; del vicepresidente de coordinación territorial, Manuel Chaves; del ministro de Fomento, José Blanco, e incluso de Felipe González.
Es una obligación a la que algunos se entregan con escepticismo. "No veo ninguna razón por la que nos pueda ir bien", confiesa uno de los dirigentes movilizados. El antecedente de las elecciones gallegas pesa como una losa sobre su conciencia.
Tanto el comité electoral como el comité de estrategia llevan semanas trabajando e intentando implicar en la campaña a los responsables de las federaciones para agitar a las masas. Es una tarea difícil. Las elecciones europeas nunca han desatado pasiones y, de hecho, en 2004, en un momento de elevada tensión política con PSOE y PP enfrentados a las urnas con ánimo de revancha tras el 14-M, la participación ni siquiera llegó al 46%, la más baja de la historia en unos comicios de ámbito nacional.
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