Trabajaron juntos en el dique del embalse, donde no podían sumergirse hasta los 57 metros de profundidad
Ya se han cumplido seis meses de la desaparición de la estellesa María Puy Pérez Ezpeleta, de 50 años, y sigue sin haber indicios que arrojen una luz sobre dónde hay que buscarla. Y así, a ciegas, trabajaron ayer los bomberos y la Guardia Civil en el embalse de Alloz, que ya han rastreado sin éxito múltiples veces en las orillas y dentro del agua.
No obstante, el rastreo de ayer tuvo una diferencia respecto a las anteriores: ambos equipos trabajaron en la presa ayudados por la tecnología, unos con un robot con cámara y otros con una sonda ecográfica, ante la imposibilidad de los buzos de sumergirse sin riesgo para su vida hasta los 57 metros de profundidad que se medían ayer en la zona.
El robot y la sonda se convirtieron por unos momentos en los ojos y las manos de los buzos. Pero el fango no ayudó. Aunque por la noche se estuvieron desaguando las aguas del fondo para conseguir que el lodo desapareciera, el agua seguía sin estar limpia. Los aparatos captaban una capa de varios metros de agua que estaba más densa de lo normal.
El robot que utilizaron los agentes del GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) de la Guardia Civil llegó desde Madrid y constaba de una cámara autopropulsada de circuito cerrado de televisión (CCTV) que permitía mostrar imágenes de lo que había dentro del agua. La sonda ecográfica de los bomberos reflejaba en un ordenador una imagen similar a la ecografía de un feto, marcando los objetos que la sonda encontraba a su paso.
Los dos equipos se pusieron a trabajar al unísono después de haber montado sus dispositivos sobre lanchas y haber partido desde el embarcadero para rastrear el dique, en forma de media luna. El equipo de la Guardia Civil permite transmitir imágenes hasta 250 metros de profundidad. "Lo manejamos desde la lancha, dirigiendo la cámara para poder ver donde queremos. El rov (iniciales en inglés de vehículo de operación de rescate) es muy puntual", comentaba el responsable del grupo de Madrid, que trabajó con el apoyo de los Geas de Logroño. "Podemos ver el lecho subacuático del embalse, aunque es cierto que, si hay partículas en suspensión, no se ve nada". El equipo fue enganchado a un cable, de forma que pudiera tener movilidad y capacidad de recuperación.
La sonda ecográfica de los bomberos del grupo de rescate acuático prácticamente se estrenaba ayer. Adquirido hace seis meses, ya participó en la búsqueda en diciembre de un trabajador de una presa de Puente la Reina que cayó al río Arga. Consta de un mástil que lleva en uno de sus extremos una pieza electrónica, un sónar llamado transductor que va recogiendo los ecos que encuentra en su camino, transformándolos en la imagen similar a la ecografía. Ésta se proyecta en la pantalla de un ordenador instalado en la lancha. "El otro extremo del mástil se engancha a la lancha para que el sonar esté alejado de la embarcación. Es la manera de evitar que los ecos reboten en la lancha o que se vean afectados por las turbulencias del motor", apuntaba el responsable del grupo de rescate acuático. A diferencia de la lancha de la Guardia Civil, que puede permanecer quieta al ser la cámara dirigible, la embarcación de los bomberos debe navegar, pues permaneciendo sin moverse en un solo punto únicamente recoge los ecos de ese lugar. No obstante, su velocidad de navegación tiene que ser tranquila, entre 4 y 6 nudos (unos 6 kilómetros por hora).
En los ordenadores de ambos equipos se transmitieron las mismas imágenes: la pendiente tan pronunciada (20 metros) del perfil del fondo, restos de árboles hundidos, los fondeos de los barcos en el embarcadero... Pero el día terminó como los de las anteriores búsquedas: sin indicios de dónde puede estar la estellesa.
Agentes de la Guardia Civil emplean el robot submarino con cámara autopropulsada.
El robot con cámara de los GEAS. MONTXO A.G.
Los equipos de la Guardia Civil (abajo) y los bomberos, buscando ayer en el dique. MONTXO A.G.
Un bombero con el mástil que transmite los ecos. En la lancha, el ordenador. MONTXO A.G.
© DIARIO DE NAVARRA. Queda prohibida toda reproducción sin permiso escrito de la empresa a los efectos del artículo 32.1, párrafo segundo, de la Ley de Propiedad Intelectual