Las bolsas reaccionaron con optimismo a la iniciativa y Wall Street subió más de un 6% con los bancos a la cabeza
El Tesoro de EE UU lanzó ayer su medida más agresiva para sanear la banca y restaurar el flujo en el mercado de crédito, al anunciar que comprará, junto a inversores privados, activos inmobiliarios tóxicos por un importe de hasta un billón de dólares.
La medida, largamente esperada por los inversores, fue recibida con entusiasmo por las bolsas y especialmente por Wall Street que cerró con una subida del 6,8% impulsada por los bancos.
Desde hace semanas, los expertos reprochaban al Gobierno de Barack Obama haberse distraído con otros planes y no haber actuado con contundencia en el epicentro de la crisis económica, como es la mala salud del sistema bancario.
Los bancos en EE UU tienen sus cuentas intoxicadas con activos de mala calidad debido a inversiones fallidas, fundamentalmente vinculadas a las hipotecas basura, incobrables, lo que les impide acudir a los mercados de crédito y contar con los recursos suficientes para prestar dinero a las empresas y a las familias.
Compartir riesgos
Con el mercado de crédito casi paralizado, el Departamento del Tesoro ha elaborado un plan para reflotar a la banca sin nacionalizarla, tal y como piden los legisladores republicanos.
El plan consiste en sacar de los balances de los bancos todos estos activos del mercado inmobiliario que no tienen liquidez. La compra se hará con dinero público, pero también de inversores privados: fondos de inversión, compañías de seguros, etc. El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, dijo ayer que los inversores tienen que estar dispuestos a "asumir algunos riesgos" si quieren que la medida funcione. El objetivo es retirar de los balances bancarios 500.000 millones en activos tóxicos, aunque el programa se ampliará hasta un billón de dólares si funciona.
Para empezar, el Gobierno comprometerá en este programa entre 75.000 y 100.000 millones de dólares procedentes del plan de rescate financiero que el Gobierno de George W. Bush lanzó en octubre, dotado con 750.000 millones.
Curiosamente, la idea inicial del anterior plan de rescate era adquirir los activos tóxicos, si bien el Gobierno de Bush cambió de opinión y decidió destinar la primera mitad de los fondos a entrar en el accionariado de los bancos.
No obstante, esta medida no sólo no sirvió para restaurar el flujo del crédito, sino que dio a las entidades financieras dinero fresco con el que remunerar a sus accionistas y a sus directivos, lo que ha enfadado a la opinión publica.
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El presidente del Tesoro, Timothy Geithner, con Barack Obama. REUTERS
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