MUY mala señal cuando una afición tan paciente como la de Osasuna le grita a sus jugadores la frase "echadle huevos, rojillos echadle huevos". Y ayer se escuchó varias veces. Después de la gran fiesta del Día de las Peñas, a la afición le dio un bajón repentino cuando llegó al Reyno y se encontró con un equipo prisionero de sus nervios, e incapaz de transmitir a la grada su deseo de ganar el partido.
Los abrazos previos entre los jugadores del Espanyol y los ex periquitosJuanfran y Pandiani no simbolizaron lo que iba a ocurrir después. El ambiente fue de todo menos cordial.
Después de un comienzo en el que el Espanyol se comía el césped y los rojillos no sabían por dónde les daba el aire, llegó el primer "echadle huevos". No habían pasado ni 20 minutos. Mal síntoma. Los nervios también llegaban a la sufrida parroquia osasunista.
Pero no había manera. La grada volvía a enfadarse al ver al equipo tan apagado y le enchufócon otra petición de testiculina.Funcionó. Los jugadores hicieron caso, se dieron cuenta de lo que se estaban jugando, pisaron el acelerador... y marcó Neko. La afición levantó ayer al equipo.
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