El pequeño, de siete años, que está sin escolarizar, fue confinado por sus padres porque tenía "un carácter difícil"
El pueblo de Millau, en el sur de Francia, se encuentra conmocionado por la noticia del secuestro de Dylan, un niño de 7 años que fue presuntamente confinado en un pequeño habitáculo y maltratado por sus propios padres por su carácter "difícil".
La policía, que detuvo el jueves a los progenitores del menor, Franck, de 42 años, y Stéphan, de 35, intenta esclarecer ahora si es cierto que Dylan vivía recluido en condiciones inhumanas en un escondite en la casa de sus padres, rodeado por un fuerte olor a orina en una habitación de muros desconchados y sin muebles, con un simple somier de metal sobre el que reposaba un colchón y un peluche de Picachu, su único juguete.
Era "más bien una celda de prisión", explicó a la prensa el procurador de la República, Patrick Desjardins, en referencia a la habitación del menor, en la que no penetraba la luz del sol. La habitación, cercana a la cocina, se encontraba sin ventanas para evitar, según comunicó el padre, el "riesgo de fuga del niño".
El pequeño dijo a sus libertadores que se sentía "aliviado", agregó Desjardins. Su padre, que tenía otros cuatro hijos de un matrimonio anterior, trabajaba como albañil en una obra pública. Por su parte, Stéphan es dueña de una cocina aunque actualmente estaba buscando trabajo.
El extraño comportamiento de Dylan puso en alerta a los servicios sociales en agosto del pasado año, cuando visitaron el domicilio del niño para saber por qué su hermano Mathias, de 18 meses, no llevaba al día su calendario de vacunación.
Golpes frecuentes
Los padres de los niños no respondieron después a las diferentes convocatorias de la Justicia para dar cuenta de las condiciones de vida de Dylan, lo que derivó en la intervención de la Protección Judicial de la Juventud, que descubrió que el pequeño había recibido golpes de manera reiterada y con regularidad.
En la casa, los investigadores se encontraron con el historial médico del pequeño de siete años en el que sólo constaban los dos primeros años. A partir de esa fecha no aparecía ningún dato más sobre su salud.
A pesar de que el suceso parece haber llegado a su fin, en la localidad de Millau, sumidos en la misma incomprensión que expresaba la abuela materna de Dylan cuando decía, se preguntan cómo es posible que no se detectara el presunto calvario del niño durante tanto tiempo.
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Cama en la que dormía el pequeños Dylan de 7 años. EFE
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