La drástica caída de la inflación, que se prolongará en lo que resta de año y tendrá continuidad en 2009, inquieta a autoridades y trabajadores por motivos opuestos. Las cláusulas de revisión -que toman como referencia el último mes del año- se van a activar en porcentajes muy inferiores al impacto medio anual de subida de los precios que han soportado los asalariados a lo largo del año. La pérdida de poder adquisitivo está servida. Según la UGT, los acuerdos deben basarse "en la previsión de la inflación, en los aumentos de la productividad y en la inclusión de cláusulas de revisión salarial, con el fin de preservar el poder adquisitivo de los salarios".
Al Gobierno le preocupa, por el contrario, "que la negociación de los convenios no tome en cuenta el panorama radicalmente distinto que ahora ofrece la inflación", según expresó el secretario de Estado de Economía, David Vegara. El Banco de España viene alertando desde meses atrás de este efecto. La contención de los costes laborales unitarios -argumenta- ayudará a elevar la competitividad, y con ello aumentarán las probabilidades de salir cuanto antes de la recesión.
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