Javier Zabaleta Martínez y Sergio Valencia Núñez son los únicos jugadores del primer equipo del Izarra vinculados con la fundación de Merkatondoa en 1928. Sus abuelos ocupaban dos fichas de la plantilla que estrenó el campo y sus apellidos siguen nutriendo hoy la alineación.
MERKATONDOA forma parte de la vida de ambos. Tanto Javier Zabaleta Martínez como Sergio Valencia Núñez comparten hoy vestuario en el Club Deportivo Izarra y lo hacen ochenta años más tarde de que se inaugurara el campo de Estella. Una coincidencia como otra cualquiera si no fuera porque ambos son los únicos jugadores del primer equipo ligados familiarmente con el estreno del que es el terreno de juego más antiguo de Navarra.
Dos de sus abuelos, Txomin Martínez López y Anastasio Valencia Azcona respectivamente formaban parte en 1928 de la plantilla que pisó por primera vez el césped. Hoy, ya difuntos, son sus nietos quienes mantienen sus apellidos ligados a la camiseta blanquiazul y en las mismas posiciones que lo hicieron ellos: como delantero y portero. Ambos se sienten muy identificados con ella porque también la han vestido y visten otros muchos de sus familiares más directos, después de que sus abuelos crearan afición.
De aquella etapa conocen poco. Sólo lo que sus padres les cuentan con alguna vieja fotografía de la época en sus manos o pequeñas curiosidades que han podido leer en libros que narran la trayectoria del club. "Yo no conocí a mi abuelo, pero fue fundador, entrenador y jugador del Izarra. De esa etapa se que los compañeros de fuera que jugaban con él se quedaban en su casa a dormir y les daba de comer", comentó Javier Zabaleta, de 25 años. El estellés tampoco recuerda haber visto jugar en el campo a su padre, José Antonio Zabaleta Sánchez. "Estuvo en el Izarra después de militar en el Salvat y mi hermano, seis años mayor que yo, también pasó por el club, aunque nunca coincidimos. A mi madre también le tira bastante. Acude a los partidos y sigue de cerca la clasificación. Para nosotros el Izarra significa mucho y si yo tuviera un hijo me gustaría que también jugara aquí para seguir con la tradición", indicó.
Una lesión de rodilla le apartó del equipo en el quinto partido de esta temporada, una campaña que lleva el mismo camino que la pasada. Con 36 puntos ocupa el segundo puesto en la tabla, una situación que mantiene la esperanza de jugar de nuevo la fase de ascenso a 2ª División B. "Cuando era pequeño veía al equipo en esta categoría. Yo quería jugar en ella y es lo que quiero también hoy. En breve me operaré y espero estar listo para comenzar la próxima temporada. Ojalá que sea en 2ª B, pero para ello necesitamos más apoyo económico", afirmó.
Abuelo, nietos y biznietos
Para Sergio Valencia, de 31 años, sería su segunda etapa en la división de bronce del fútbol español, ya que se estrenó en ella en el último año de juveniles en Merkatondoa. Ahora, con el brazalete de capitán, está cumpliendo la duodécima temporada en el Izarra, un tercio de su vida. "Es el club de mi ciudad y al que más identificado me siento. Donde más tiempo he estado y al que más cariño le tengo".
Por él pasó su abuelo, su hermano mayor y ahora es el turno de sus sobrinos Iñaki y Iosu. "Mi familia ha estado muy vinculada y en casa se habla mucho del Izarra. Ellos suben a verme jugar y yo también sigo detrás de la línea del campo a los pequeños", comentó. Su padre fue árbitro, pero nunca salió con él al campo. Sí estuvo a las órdenes de su hermano Jesús Mari, pero fue en las filas del Salvat. "Yo creo que jugaba menos por ser mi hermano y me exigía mucho más que a los demás", recordó. De vez en cuando, le gusta echar un vistazo a todos los recortes que guarda de todo su bagaje como futbolista, que inició con ocho años. Ahora, lo que anhela es no poder pisar con sus botas, debido a las obras, Merkatondoa, un campo que ha estado y está muy presente en su historia familiar.
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