El sacrificio de multitud de animales y el lanzamiento de piedras a columnas que representan al diablo son los ritos principales
Los musulmanes de todo el mundo comenzaron ayer la Fiesta Grande del sacrificio, coincidiendo con el tercer día de la peregrinación en la ciudad santa de La Meca (Arabia Saudí).
La sangre de miles de carneros, toros, camellos y bueyes fue derramada para rememorar el sacrificio de Abraham, al que en un primer momento Dios había ordenado que sacrificara a su hijo Ismael -según la tradición islámica-, pero que en el último momento le dijo que matara un carnero en su lugar.
La carne de los animales sacrificados ayer lunes, el primero de tres días de fiesta, fue dividida en tres partes iguales: una destinada a quien compró la res, otra repartida entre los familiares y una tercera que se ofrece a los pobres.
Mientras los musulmanes de todo el mundo empiezan esta festividad, que en árabe se conoce como Aid al Kabir (la Fiesta Grande) o Aid al Adha (La Fiesta del Sacrificio), los casi tres millones de peregrinos que se congregan en la Meca continúan con los ritos de la peregrinación que finaliza mañana.
Ayer, tras el sermón y la oración conocida como Salat al Aid, se dirigieron a la explanada de Mina, donde durante tres días lapidan tres columnas que representan al diablo. Ésta es la parada más peligrosa de la peregrinación a este lugar, o Hach, que comenzó el viernes con una jornada de meditación y recogimiento.
El domingo, los fieles ascendieron al monte Arafat, donde Mahoma pronunció su último sermón, y desde ayer y hasta el sábado lapidarán las columnas del demonio antes de volver a La Meca.
Una vez de regreso darán siete vueltas a la Kaaba, el templo más sagrado del Islam, y que se encuentra en el patio de la Gran Mezquita de la Meca.
Una vez efectuado este último rito, los fieles ya habrán cumplido con el Hach, uno de los cinco pilares del Islam, que todo musulmán con buen estado de salud y posibilidades económicas debe realizar al menos una vez en la vida.
© DIARIO DE NAVARRA. Queda prohibida toda reproducción sin permiso escrito de la empresa a los efectos del artículo 32.1, párrafo segundo, de la Ley de Propiedad Intelectual