Plasil recogió un pase de Nekounam, se marchó de dos contrarios y, mirando a grada lateral, sirvió en bandeja a Dady
Pocas veces se le había visto jugar al fútbol así en el viejo Reyno. Desde que llegó de Mónaco, el checo Jaroslav Plasil había alternado buenas actuaciones con otros partidos en los que se le veía ausente. Sin embargo ayer, el internacional completó un gran partido que quedó deslucido por la remontada del Valladolid en la segunda parte.
Plasil participó ayer en casi todas las acciones de peligro que creó Osasuna. Con más ganas que nunca, el checo no sólo aportó en ataque sino que ayudó en defensa más que de costumbre.
Suya fue la enorme jugada del 3-0 en el minuto 12 de la segunda parte. De un balón sin aparente peligro, Plasil supo sacar una obra de arte por la banda izquierda.
Nacho Monreal despejó de cabeza un balón, que Nekounam bajó al césped y, a la media vuelta, decidió abrirlo a la banda izquierda. Allí esperaba Plasil, que arrancó desde la línea de medio campo y en un cambio de ritmo espectacular se marchó de Pedro López primero y Luis Prieto después. El checo se fue metiendo hacia el centro y, mirando a grada lateral, sirvió un gran pase a Dady.
El delantero rojillo se desmarcó perfectamente y el pase de Plasil le dejó solo ante Justo Villar, al que batió por su derecha.
Fue la primera asistencia con gol de Plasil en el partido y su tercera en todo el encuentro. Además intentó más de medio centenar de pases, remató en cuatro ocasiones y centró 14 veces al área.
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