Ana María Sánchez y Soledad Paniagua, vinieron a España en 2002 habiendo hecho el aspirantado en Lima
La capilla de las Siervas de María ubicada en la Plaza de San José de Pamplona acogió hace unos días una importante celebración litúrgica en la que dos religiosas hicieron profesión de los votos perpetuos.
Se trataba de Sor Ana María Sánchez y Sor Soledad Paniagua. oriundas del Perú.
La ceremonia estuvo presidida por el arzobispo Francisco Pérez y entre los sacerdotes concelebrantes se encontraba el párroco de San Agustín de Pamplona, Juan José Cambra, en cuya demarcación se encuentra el convento de las religiosas fundadas por Santa Soledad Torres Acosta.
Las profesas se vieron arropadas por sus hermanas Siervas, "ministras de los enfermos", provenientes de las comunidades de Tudela, Burlada, Iturmendi y Pamplona.
Sor Ana María y Sor Soledad hicieron el aspirantado en Lima y desde allí, en el 2002, se desplazaron a Madrid donde realizaron el noviciado. A los dos años y después de realizados los votos temporales fueron destinadas a la comunidad de Pamplona. Aquí han completado los estudios y se han dedicado a la asistencia a los enfermos. Este es el carisma que distingue a las Siervas.
Y tras seis años de formación y acción caritativa el pasado 8 de noviembre realizaron su profesión de votos perpetuos en el marco de una solemne ceremonia.
Don Francisco y antes de aceptar los votos pronunció una emotiva homilía y dirigiéndose a las religiosas profesas les dijo que meditaran sobre la hermosa frase del evangelio: "el que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo cargue con su cruz y me siga", y les explicó el auténtico significado de esta renuncia, que no se trata de una despersonalización sino que por el contrario nos hace ser más persona pues nos libera de toda esclavitud. La celebración concluyó con un ágape fraterno en el que el arzobispo, con la sencillez y cercanía que le caracteriza, fue saludando a todas y cada una de las religiosas y de los invitados.
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