José Guillermo Zubía, presidente de la patronal vasca, reconoce que viven momentos muy difíciles
Los empresarios vascos han encajado con "dolor" el golpe propinado por ETA con el asesinato el miércoles de su compañero Ignacio Uría Mendizábal, copropietario de una de las empresas que construye la Y ferroviaria vascade alta velocidad, pero se han conjurado contra la banda terrorista, a la que ayer advirtieron de que no conseguirá su objetivo.
El secretario general de la patronal vasca Confebask, José Guillermo Zubia, dejó claro en declaraciones a RNE que no darán "un paso atrás" y concluirán la obra, una de las infraestructuras con mayor inversión pública en la historia de Euskadi.
"Ni un paso atrás"
"Ni un paso atrás", se repiten una y otra vez. Es la consigna con la que los empresarios vascos responden al último y "doloroso" zarpazo de ETA. Ni el asesinato ni el permanente intento de extorsión de la banda terrorista hará cejar a los emprendedores en su objetivo de crear riqueza y beneficio para el conjunto de la sociedad vasca; las empresas licitadoras de la Y vasca no huirán en desbandada y no darán a ETA un triunfo similar al alcanzado cuando abortaron la construcción de la central nuclear de Lemóniz o consiguieron variar el trazado de la autovía de Leizarán a golpe de atentado y asesinato.
Según fuentes del empresariado vasco, el último atentado "no abrirá fisuras entre nosotros sino que, bien al contrario, nos ha unido más en el hartazgo frente al terror y en la determinación de no ceder ante la violencia".
Desde el momento en que se conoció el crimen, los contactos entre empresarios fueron constantes y sirvieron para reafirmar entre los empresarios su "compromiso" con el País Vasco, su empeño en "no ceder ante ETA" y "el hartazgo" que padecen tras constatar que la banda terrorista ha asesinado a 41 compañeros y causado daños multimillonarios en su patrimonio.
El paso al frente para frenar a ETA se hará visible en la construcción de la Y ferroviaria vasca, escogida por la banda como objetivo con el que hacerse visible y esconder la debilidad en la que se encuentra tras los sucesivos golpes policiales, y que ahora la patronal vasca ha convertido en símbolo de su triunfo sobre el terrorismo.
Amenazas y sabotajes
El proyecto ha sido objeto de una veintena de sabotajes atribuidos al terrorismo callejero y de al menos tres atentados directos contra empresas constructoras, culminados con el asesinato de Ignacio Uría. Por eso, los empresarios consideran que la ejecución de las obras significará "un triunfo de la democracia y una derrota de los violentos".
El presidente de Confebask reconoció que el atentado de Azpeitia hace que los empresarios vivan "momentos especialmente difíciles". Aunque están "horrorizados, doloridos y hastiados" por lo ocurrido, avanzó que "a pesar de todo vamos a seguir al pie de nuestras empresas, trabajando por el desarrollo económico vasco y tan comprometidos con la sociedad como hemos estado hasta ahora".
Respaldo de trabajadores
Zubia apuntó además que el asesinato no es el único obstáculo al que deben enfrentarse y reconoció que el intento de extorsión económica sigue "presente". No obstante, y tras animar a "no ceder", destacó la fortaleza sus compañeros y agradeció el "enorme apoyo" que están recibiendo por parte de la sociedad vasca, lo que refuerza su decisión de "seguir adelante".
Además del rechazo del mundo empresarial, los trabajadores de la empresa Altuna y Uría mostraron su condena al asesinato del compañero y propietario.
Los trabajadores de la empresa quisieron recordar a ETA que había asesinado a un hombre que daba empleo a 370 personas.
"Porque somos trabajadores y abertzales, no estamos de acuerdo", rezaba la pancarta que sostenían varios de ellos ante la concentración convocada por ELA ayer por la mañana, muy cerca de donde fue asesinado Ignacio Uría
El secretario general del sindicato, Adolfo Muñoz, afirmó que ETA "estorba y hace daño a la clase trabajadora y no es la voz de los trabajadores".
LAB no condena
No estuvieron allí los trabajadores afiliados al sindicato LAB. Una ausencia esperada dado que los tres representantes ene l comité de empresa ya se habían negado el día anterior a firmar el comunicado de condena aprobado por los siete delegados de ELA.
Varios de los trabajadores tacharon de "indecentes" a sus compañeros de LAB y les recordaron que se han negado a condenar el asesinato de "un hombre bueno y honesto" cuya empresa, además, "les da de comer".
El padre de Ignacio Uria, Alejandro, fundó Altuna y Uria junto a su socio en la década de los 50. Hecho a sí mismo, este albañil nacido en el caserío Azkune del barrio de Loyola legó la empresa a sus tres hijos varones: el fallecido Imanol, Ignacio y Luis Mari, quienes compartían la propiedad con los tres vástagos de Altuna. Hace ya más de 20 años que los tres hermanos compraron su parte a los Altuna y se hicieron con el control total de la compañía, aunque no llegaron nunca a cambiarle el nombre.
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