Otros, como el Club Atlético Iranzu, ni tan siquiera tiene pistas por lo que entrenan en el parque de Los Llanos
Cuando se habla de la demora en la construcción de un complejo deportivo en Estella siempre se pone el énfasis en la necesidad de dotar a la ciudad con unas piscinas al aire libre acordes a su población de 14.000 habitantes. Y de hecho, las dificultades para sacar adelante la propuesta obligó en la anterior legislatura a desglosar el proyecto en dos fases con prioridad para el recinto de baño que permitiría clausurar el actual del Agua Salada inaugurado en la década de los ochenta.
Pero el retraso en la materialización del resto de las instalaciones deportivas perjudica también a cientos de personas enroladas en los clubes de balonmano, baloncesto, fútbol, bádminton y de raqueta que no disponen de espacios para sus sesiones preparatorias y, en ocasiones, ni tan siquiera para disputar sus partidos tanto en competición nacional como en los Juegos Deportivos de Navarra (JDN).
Y mientras en el Ayuntamiento aún se discute el emplazamiento tras poner sobre la mesa el equipo de gobierno regionalista Valmayor frente a la opción de Oncineda defendida en la anterior legislatura con PSN al frente, las entidades deportivas se ven obligadas a dispersar su actividad por la comarca. O peor aún, incluso hasta en Pamplona.
De La Améscoa a Pamplona
El proyecto del futuro complejo contempla dos pistas de tenis, un frontón cubierto y adaptado a fútbol sala, un pabellón para la práctica de baloncesto, balonmano y bádminton, dos pistas de pádel cubiertas y tres campos de hierba artificial. Pero según UPN, la falta de viabilidad económica ha obligado a instalar este sistema de césped en el recinto de Merkatondoa, actualmente en fase de obras.
Y en el otro lado de la moneda, el Izarra que tras su reciente fusión con el Estella cuenta con 23 equipos (350 jugadores) cuya actividad requeriría para dar salida a todas las escuadras tres campos, aunque su dinámica se podría absorber con dos. En sus instalaciones de Legardeta, con césped natural, entrenan ahora 8 equipos y allí disputan sus encuentros dos escuadras juveniles. El camping Iratxe, en Ayegui, acoge la actividad de otros once, el Colegio El Puy de tres y Allo de uno. Dos equipos afrontan sus partidos en casa en el campo del valle de La Améscoa y el de Tercera División entrena en Pamplona y disputa sus encuentros en Villatuerta.
También al Itxako de balonmano le toca viajar, y no sólo por los lógicos compromisos del combinado de División de Honor. La falta de instalaciones apropiadas les obliga a recurrir a Ayegui, Murieta y Puente La Reina. Además, de sus 13 equipos, cinco deben cobijar las sesiones preparatorias en el frontón Lizarra. El recinto pelotazale se inauguró en 1966 y su última reforma fue 1970. A partir de entonces, sólo hay arreglos puntuales.
El no salir de Estella tampoco es garantía de calidad. Y eso lo saben en el Oncineda de baloncesto, donde doce de sus dieciocho equipos entrenan en el mencionado frontón además de disputar allí las competiciones de JDN y en la categoría de juveniles. El resto se reparte entre la carpa Oncineda y, ocasionalmente, en polideportivo.
Aquí coinciden con un grupo de los 120 jugadores asociados al club de bádminton local. La mayoría tiene que echar mano de la carpa Oncineda -donde también acuden los 75 jugadores enrolados en los cuatro equipos del Zatalambor- y menguar su presencia en competición nacional sencillamente porque no pueden disponer del polideportivo los domingos. A lo sumo, dos o tres en cada trimestre.
Quizá el caso más sangrante sea el del Club Atlético Iranzu cuyos ocho integrantes de esta entidad que suma 22 años de historia deben practicar en el parque de Los Llanos o desplazarse a Tafalla. Lo peor es que en la propuesta del proyecto del complejo deportivo no aparece una pista para ellos.
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