Francisco Pérez puso como ejemplo la vida de San Francisco de Javier en la eucaristía celebrada en la basílica del castillo
La basílica del castillo de Javier acogió ayer, a primera hora, la tradicional misa del 3 de diciembre en honor de San Francisco de Javier, patrón de Navarra. Se dieron cita en el templo un centenar de personas, un tercio de ellas cargos públicos y autoridades forales.
Asistió el Gobierno casi en pleno, a falta de la consejera de Obras Públicas, Laura Alba (su presencia estaba prevista por la tarde en el concierto "La leyenda de Sarasate", en Bruselas), y la misa la ofició el arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez González. En su homilía, pidió "seguir el ejemplo del patrón de Navarra y luchar por causas justas y auténticas".
Pasadas las 9.45 horas, con un cielo encapotado y a unos 4 grados de temperatura, los consejeros del Gobierno, el presidente Sanz y la presidenta del Parlamento, Elena Torres, iniciaron su marcha en comitiva desde el Hotel Xabier hacia el templo. Los precedían un abanderado de Navarra y dos maceros. A su llegada a la basílica, un grupo de clarineros y timbaleros hizo sonar el Himno de Navarra.
El arzobispo, Francisco Pérez, ofició la misa, que concelebraron José Luis Cincunegui Uzcudun, rector del Santuario, y Juan José Etxeberria, superior de la Provincia de Loyola de los jesuitas. Puso la parte musical, como es habitual, la Coral Nora de Sangüesa, dirigida por Fermín Iriarte Irigoyen.
En el sermón, el arzobispo hizo un repaso a los valores del perfil de San Francisco de Javier, que resumió en "universalidad, apertura, entrega, coherencia, pasión y generosidad". "Murió solo un 3 de diciembre a las puertas de China, pero haciendo lo que le llenaba, evangelizar. Demostró una vida coherente. De la incoherencia llega la frustración y el sinsentido", dijo.
Tras la misa, los miembros del Gobierno regresaron en comitiva al Hotel Xabier, donde con el resto de autoridades presentes en la eucaristía degustaron un aperitivo.
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