Pamplona y comarca consume más carne que pescado; se contabilizan el doble de carnicerías que pescaderías
"Supermercado selecciona ante su próxima apertura en Navarra, pescateros/as y carniceros/as. Se ofrece contrato indefinido y remuneración superior a la media del sector". Este anuncio es real y se anuncia hoy con este periódico.
Para las pequeñas pescaderías, las de toda la vida, sin embargo, soplan peores vientos. Luchan contra viento y marea por no desaparecer de una ciudad donde se consume el doble de carne que pescado. La ausencia de relevo generacional y los cambios de hábitos en la alimentación, ha provocado que el 16% de las pescaderías de Pamplona hayan tenido que echar el cierre en un período de 4 años. Según el resumen estadístico del Ayuntamiento de Pamplona, de las 77 pescaderías abiertas en 2004 sólo quedan en activo 65.
Cambio de hábitos
Para Ángel Mari Oteiza, encargado de Pescados Oteiza, en Mercairuña, estos datos auguran una situación amarga. "Es una desgracia", afirma, mientras ordena las cajas de anchoas recién llegadas. Se ha levantado a las tres de la mañana para preparar el género que va a vender tres horas después en la lonja. Es pesimista, pero confía en que estas estadísticas garanticen el estancamiento del gremio y no caigan más. Oteiza tiene tres hijos y ninguno quiere continuar con su negocio. "Han tirado por otros derroteros", declara. "La juventud no aguanta estos horarios. Es demasiado duro para ellos, es muy esclavo ", dice resignado. "Cada vez se consume menos pescado".
En 2008, hasta el momento, la lonja de Mercairuña ha registrado una entrada de pescado de un 10,85% menos que la del año pasado. Oteiza estima que los martes y viernes, días de más venta en la lonja, distribuyen unos 20.000 kilos de pescado. "Calculo que la mitad de lo que vendíamos antes de que apareciesen las grandes superficies", aclara, mientras controla el ir y venir de los detallistas (pescateros) que buscan las mejores piezas. "Creo que hemos tocado fondo. El factor prisa empuja a la gente a comprar pescado en los grandes establecimientos y en los supermercados de barrios. Sólo saldrán adelante quienes mimen el producto".
Miguel Piqueras Navas, de 48 años, también trabaja en la lonja y comparte la opinión de Oteiza. Ha entrado a la una y media de la madrugada. Organiza los palés de pescado antes de la venta. "Sólo vendemos dos días por semana. Este negocio está muy difícil".
Cambio generacional
A las seis y media de la mañana, Julen Sádaba, de 26 años, ayuda a su padre, Javier Sádaba Sesma, a cargar la furgoneta. Sádaba es el presidente del gremio de Detallistas Minoristas de Pescados en Pamplona. Arroja algo más de optimismo. "Pensaba que estos datos iban a ser más preocupantes. Creo que vamos evolucionado bien y que hemos sabido afrontar el cambio que ha provocado la competencia de los supermercados de barrios", añade. "Lo que sí nos preocupa es el cambio generacional. Las bajeras donde antes existían pescaderías, han creado nuevos comercios de alimentación", subraya.
Paco Oroz Alzorriz, gerente de la empresa Pescados Caridad, también se ha levantado a las tres de la mañana para organizar el pescado. El martes 18 de noviembre, el día de más venta de la semana, Oroz vendió unos 3.000 kilos de pescado, "500 menos que el año anterior por estas fechas", detalla. "Las grandes superficies nos han matado", asegura. "Se están apropiando de todo. La cosa va muy mal... Estamos en nuestro peor momento y los precios no nos favorecen. La competencia es demasiado fuerte".
De oficio pescatero
José Ángel Momparler Sola, de 52 años y gerente de Mercairuña, asegura que se da "un futuro incierto". "Me preocupa mucho el relevo profesional en las pescaderías tradicionales y su cierre gradual, más, incluso, que la falta de pescado en los caladeros y las limitaciones impuestas por la Unión Europea en la captura de especies. Si no vendes una clase de pescado, te dedicas a otra", indica, desde su despacho, situado en el bloque de oficinas en la lonja de Mercairuña.
"En 1982 canalizábamos el 80% del pescado a las pescaderías tradicionales, entonces no existían las grandes superficies. En la actualidad, tan solo controlamos el 50%. Estas superficies poseen sus propias plataformas", asevera.
Al otro lado del despacho de Momparler se sienta Enrique Fayanás, encargado de la mercancía. Fayanás piensa que la estadística se tiene que ajustar a la baja. "Hay que ser muy buen profesional para llevar una pescadería. No vale cualquiera, y los hijos no quieren luchar como sus padres".
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