El presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz Sesma, tuvo recientemente la oportunidad de comprobar que los propios navarros no conocen su tierra. En un autobús de la Ribera que viajó al norte de la comunidad, sólo dos de los más de sesenta pasajeros conocían Roncesvalles. "De la misma manera, en la Montaña en muy poco porcentaje conocen maravillas de la Ribera, de Tierra Estella o Sangüesa", apuntó ayer en su intervención en el Baluarte.
Sanz hizo un canto a los propios navarros para que conozcan Navarra. "Los primeros que debemos y podemos conocerlo somos los propios navarros", dijo. Y alabó su diversidad: "En poco más de diez mil kilómetros cuadrados tenemos tal variedad de parajes naturales, desde bosques húmedos a desiertos, de monumentos y de conjuntos arquitectónicos... que nos producen admiración y asombro", apuntó. Sanz incluyó en la diversidad de Navarra a las personas que habían intervenido espontáneamente en la gala, a los que aplaudió su "emoción".
El presidente se remontó a la época helenística cuando los griegos eligieron las siete maravillas de la antigüedad para situar la proclamación de las diez maravillas. "Siguiendo este modelo, Navarra ha elegido 10 maravillas, pero a través de la votación popular", apuntó. "El número de diez se ha quedado pequeño", reconoció. "Navarra es una auténtica joya, un tesoro que está a nuestro alcance. Seguro que tendrá secuelas", concluyó.
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