El presidente, que reposa en Málaga después de serle implantado un marcapasos, dice que ha fumado su último cigarro
A 20 grados, tranquilo, feliz. ASí estaba ayer Pachi Izco en Málaga. El presidente de Osasuna pasa unos días de reposo en la ciudad andaluza, intentando alejarse del estrés futbolístico y del frío pamplonés. Hace ocho días que sufrió un síncope y seis que lleva un marcapasos, pero pasado el susto inicial, sonríe a la vida.
Ayer, este periódico tuvo la oportunidad de comprobar el excelente estado anímico del presidente y sus ganas de seguir al pie del cañón. Izco va a continuar haciendo vida normal, se quedará en Málaga hasta el domingo, verá el partido en el palco de La Rosaleda -el del Almería ni siquiera quiso escucharlo y sólo supo de la victoria a las siete- y regresará con el equipo para volver con su rutina. Eso sí, sin tabaco. "Estoy muy bien, he salido reforzado de todo esto y espero dar mucha guerra todavía", decía ayer, aunque precisaba que será a su vuelta a Pamplona cuando contará con detalle todo lo que ha vivido.
En "El Larguero"
Sin embargo, el lunes por la noche atendió al programa El Larguerode la Cadena SER, donde recordó los pormenores de lo ocurrido. Todo comenzó cuando estaba reunido con José Gómez, director deportivo de Osasuna, y hablaba por teléfono con el presidente del Zaragoza, Eduardo Bandrés, sobre el fichaje de Sergio, que estaba a punto de cerrar.
"No sé el tiempo, pero sé que perdí la consciencia durante unos segundos. Me quedé frito. Hice un gesto para coger un bolígrafo de la mesa, se me nubló todo y solté el teléfono. Eduardo me dijo asustado que me oía respirar muy fuerte, y me vi rodeado de tres o cuatro personas. Era consciente de lo que había estado hablando poco antes, pero como había perdido la consciencia unos segundos fui a la clínica a que me hicieran pruebas y más pruebas", explicó a José Ramón de la Morena.
Izco reconoció que se asustó mucho en un principio. "Soy bastante cobarde en esas cosas", aunque después se calmó con las palabras de los médicos. "El marcapasos me lo han puesto debajo del hombro. No llegué a verlo, pero por la herida creo que es pequeño. Tiene una duración de diez años y me dejará cicatriz, porque me han puesto grapas".
Ya ha dejado de fumar. "Este fútbol bendito nos tiene a todos en un vilo. No me han prohibido nada, y menos el fútbol, pero me he prohibido yo el tabaco. Ya he fumado mi último cigarro. Me lo habían dicho muchísimas veces, pero esta vez se lo dije yo a la doctora. Fumaba paquete y medio diario, y algún puro. Esto te hace pensar que el día tiene 24 horas y lo más importante de la vida es la salud. El fútbol nos hace perder el norte y creer que es lo más importante. Hay que tomarlo en su justa medida".
La victoria ha sido para él un bálsamo. "Éste va a ser el principio de la escalada y conseguiremos dejar a tres equipos debajo de nosotros", concluía convencido.
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