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POLITICA

Un trago amargo para Arano

La localidad de 150 habitantes digiere con dificultad el anuncio de cierre de la planta Heineken y el despido de sus 69 operarios, 8 de ellos vecinos del pueblo. El Ayuntamiento perderá 40.000 euros por impuestos de la firma

Actualizada Martes, 25 de noviembre de 2008 - 04:00 h.
  • NATXO GUTIÉRREZ . ARANO

UNA densa bruma se levantaba ayer en un día gris en Arano. El tiempo desapacible dibujaba, como una metáfora, el sentir de la población tras el anuncio del viernes de cierre de la planta que gestiona Heineken en el polígono Irakurri, en el barrio de Venta Berri. Su desaparición dejará huérfana de producción industrial a la pequeña localidad del valle de Leitzaran, cuyos 150 vecinos se reparten en los barrios de Beko Erri, Venta Berri, Suro y el centro urbano.

8 de ellos figuran entre los 69 empleados por Heineken en Arano, a los que la gerencia ofrece desde traslados hasta prejubilaciones. Las alternativas laborales son consecuencia del plan de restructuración ideado por el grupo cervecero en el país, como consecuencia del descenso de consumo.

Tras 26 años de actividad con distintos sellos -recaló como Cerveza El León, tras su traslado del barrio donostiarra de El Antiguo-, el cierre ha sido acogido en el seno de la plantilla como un mazazo inesperado. "Estamos hecho polvo", observaba un delegado de ELA, que prefería mantener su identidad en el anonimato. En los pasillos, los empleados no hablaban de otra cosa. "Es monotema", precisaban las mismas fuentes. Para una mayoría, el fin de semana no fue ni mucho menos de descanso, "con la cabeza sin parar de dar vueltas".

A la salida de la firma, en un recodo de la comarcal NA-4150, emerge el barrio de Venta Berri, asomado prácticamente a las instalaciones fabriles. A mediodía de ayer, una mujer barría en la entrada de un establecimiento hostelero, parada de operarios de Arano y Goizueta de regreso a sus casas. "¿Es usted del bar?, preguntaba el recién llegado. "Sí, sí,.. pero ahora no puedo decirte nada. Estoy trabajando. Ven un poco más tarde", respondía con tono serio. A seis kilómetros, el silencio recorría la empinada cuesta del centro urbano de Arano, roto por ladridos.

"¡Estamos mudos!"

A medio camino de la subida, junto al bar-restaurante Gure Ametsa, su titular, Aurora Perurena Loiarte, expresaba en voz alta un sentimiento genérico: "¡Estamos mudos!". Con su afirmación, la mujer pretendía mostrar el impacto súbito creado por el anuncio del cierre en un municipio con "un bajo índice de desempleo". "Aquí, los jóvenes se buscan la vida", aclaraba José Manuel Muñoz Andrade. Construcción, servicios e industria en poblaciones guipuzcoanas cercanas, como Hernani, componen el abanico de posibilidades de empleo.

Junto con su pesar por el futuro de sus ocho convecinos afectados por el cierre, un interrogante planeaba en su mente: ¿cómo afectará a la vida del pueblo y a las arcas municipales?. Antiguo miembro de la corporación, Muñoz hablaba de las ventajas fiscales que tiene la firma en Arano. Su alcalde, Iñigo Larrea Perurerena, corroboraba su apreciación: "Hasta el año 2003 ha estado exenta del IAE y aplicamos una "tarifa plana" en el recibo del agua. El año pasado, por poner un ejemplo, la empresa pagó 100 euros por los miles de litros consumidos. Creo que ninguna empresa del grupo paga tan poco por el agua". La recaudación del consistorio sufrirá las consecuencias. Los impuestos procuraban algo menos de 40.000 euros al Ayuntamiento, cuyo presupuesto anual se sitúa entre los 400.000 y 500.000 euros por término medio.


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