Fustigador del franquismo, el autor tiene fama de difícil
Iconoclasta, beligerante, camaleónico, apátrida -"la patria es la madre de todos los vicios"-, Juan Goytisolo (Barcelona, 1931) no se casa con nada ni con nadie, de ahí que la oficialidad le huya y le rehúya. El Ministerio de Cultura le concedió ayer el Premio Nacional de las Letras, que es una manera de volverle a negar el Cervantes, galardón que este año se falla el jueves. Dotado con 40.000 euros, el Nacional de las Letras reconoce el conjunto de una obra de un autor español.
A pesar de su prestigiosa obra, Goytisolo ha sido siempre un personaje incómodo: para el franquismo y para la democracia. El motivo: escribe lo que piensa y casi nunca templa gaitas, lo cual resulta bastante indigesto. En su currículo hay pocos reconocimientos y honores. Ninguno de los premios comerciales.
Tampoco tiene un sillón en la Real Academia. Se jacta de restregar las verdades y de ir contracorriente. "Para ser escritor hay que ser desobediente", dice.
"Castellano en Cataluña, afrancesado en España, español en Francia, latino en Norteamérica, nesrani en Marruecos y moro en todas partes, soy un raro espécimen no reivindicado por nadie, reacio a agrupaciones y categorías", escribió en su autobiográfica Coto vedado. Enemigo de ideologías mantiene que cada persona debe de pensar por sí misma.
Goytisolo estudio en los jesuitas y se licenció en Derecho en la Universidad de Barcelona. En 1956 se exilió en París, donde trabajó como asesor literario. Allí conocería a Monique Lange, con la que contrajo matrimonio. Monique era buena amiga de Jean Genet, un escritor "maldito" que influirá mucho en Goytisolo. Años después del fallecimiento de Monique, el escritor habló sin tapujos de su homosexualidad.
Uno de los sucesos que marcarían su vida fue la violenta muerte de su madre en 1938, durante un bombardeo de los nacionales sobre la ciudad de Barcelona. Su rechazo a la España franquista fue tan constante como brutal. Cuando en los años sesenta el régimen comenzaba a coger un poco de oxígeno, Goytisolo escribió La chanca (1962), donde sacaba a la luz las miserias de un barrio almeriense.
Apasionado del Islam (vive en Marrakech), defiende esta cultura en la misma medida que crítica lo que considera "excesos" de Occidente. Ha cultivado el ensayo, la narrativa, el reportaje, la literatura de viajes, los artículos de prensa y las memorias. En 1954 publicó su primera novela, Juegos de manos, a la que siguieron, entre otras, La resaca, Campos de Níjar y Juan sin tierra. En una de sus obras más irreverentes, Carajicomedia, no deja títere con cabeza.
Entre 1969 y 1975 ejerció de profesor de Literatura en las universidades de California, Boston y Nueva York. Durante esta etapa realizó una edición de la novela picaresca Vida de Estebanillo González, hombre de buen humor. También publicó una antología del heterodoxo viajero del siglo XIX José María Blanco White. Goytisolo utilizó al viajero sevillano como una forma de criticar a la homogénea y biempensante sociedad franquista. "A la lengua hay que contaminarla; lo único interesante es el mestizaje", son dos de sus máximas.
GalaxiaGutenberg/Círculo de Lectores ha emprendido la publicación de sus obras completas. "Sé que tengo fama de autor difícil, pero, como decía André Gide, lo que se comprende en un abrir y cerrar de ojos no suele dejar huella", asegura.
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