No pudo ser. Aunque no se hizo un mal partido, y sin poner excusas en los errores arbitrales, para ganar fuera de casa hay que ser mucho más agresivos y estar más concentrados y ser mucho más constantes de lo que el sábado fueron los jugadores del Pamplona. Hay que creérselo y dejarse la piel, si no nunca se podrá sacar puntos fuera de casa.
Pese a que el conjunto pamplonés logró empatar el partido sin hacer gran cosas, el Alavés sólo tuvo que apretar un poco para llevarse la victoria. La semana que viene visita Úcar el domingo a las 11.30 horas el Lagunak, en el que será un derbi de rivalidad al que los dos equipos llegan necesitados. PAMPLONA
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