Hastiados y aburridos. De esta forma abandonaron el campo los pocos espectadores que acudieron al campo de Sarriguren para ver el choque entre Valle de Egüés y Chantrea. Ambos conjuntos ofrecieron un pobre espectáculo que no debiera ser apto para una categoría nacional como la Tercera, pero al que los hinchas del Egüés comienzan a estar demasiado acostumbrados.
Ni goles ni juego se pudieron atisbar ayer sobre la cancha. Sí dos equipos bien plantados y mentalizados en impedir la circulación de balón del contrario más que en crear juego. Así, la primera parte transcurrió por los derroteros del espanto, y, a tan temprana hora de la tarde, los bostezos arrimaron en Sarriguren.
El segundo acto sí que tuvo algo más de mordiente, y el partido se abrió un poco. El Chantrea tomó tímidamente el mando y fue quien llevó la iniciativa, pero siempre con el freno de mano echado pensando en mantener a cero su portería, algo fundamental para quien desee sacar algo positivo de su visita a los azulones.
Con el conservador planteamiento dispuesto por Leandro y Marco, los aficionados sólo pudieron disfrutar de contadas ocasiones de gol y la incertidumbre del marcador fue lo único que mantuvo viva la emoción hasta el ocaso. El pitido final del colegiado fue, sin duda, lo mejor de la tarde.
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