A cada persona le corresponden 60,70 kilos al año, 18 kilos menos que en el 2007
Los últimos datos sobre la alimentación en Navarra son poco optimistas: 24.896 personas, 2.659 más que el año pasado, se han visto obligadas a llamar a la puerta del Banco de Alimentos para solicitar una bolsa de comida gratis que les garantice el sustento durante 12 días.
El Banco de Alimentos, con sede en Pamplona, abastece de estos productos (en su mayoría frutas y verduras envasadas), a las 235 entidades benéficas repartidas por toda Navarra. A su vez, estos organismos, previamente registrados para ser legales, preparan y distribuyen el producto en bolsas a la gente que lo solicita. Carlos Almagro Gutiérrez, presidente de la Fundación del Banco de Alimentos, estima que a finales de 2008, el volumen total de alimentos almacenados en las naves de Pamplona disminuirá un 23 %, respecto al 2007.
Por el momento, las personas que cada quince días o un mes se acercan hasta las puertas de la entidades benéficas respectivas se llevan 60 o 70 kilos de comida al año. Ante esta tesitura, Almagro Gutiérrez siente una cierta impotencia: "Existe una importante responsabilidad social de las empresas por la cultura y el deporte, pero hace falta una mayor responsabilidad social ante las personas". Los números son elocuentes en esta época del año: "Nos hace falta más dinero", explica con resignación. "No llegamos ni al norte ni al sur de Navarra. Los tenemos desamparados. ¿Cómo vamos a transportar y descargar de manera manual un palé lleno de conservas? Sólo tenemos una flota de cuatro camiones. La mayoría de las veces son los mismos trabajadores sociales quienes acuden hasta nosotros, en sus propios vehículos, para recoger los víveres. Las entidades no están preparadas para almacenar lo que les enviamos. No tienen dónde dejar el género sin que se les descomponga".
Insiste en la necesidad de incrementar las subvenciones que reciben de una manera fija del Gobierno de Navarra y de los ayuntamientos, y puntuales de otras empresas privadas y entidades financieras.
El programa de la Fundación movió en 2007 unos ingresos de 110.760 euros y un gasto de 117.383 euros. Aunque Mercairuña les cede las naves destinadas al almacenaje del género, sin embargo la Fundación debe pagar un canon, a final de año, de unos 22.000 euros, el 19% del presupuesto. "¡El otro día se nos abrió el cielo a los 69 voluntarios que trabajamos en la Fundación: un ayuntamiento nos envió 2.000 euros!". Exclama con la misma convicción y fuerza con la que encadena sus preocupaciones. "Me indigna que la gente de Navarra no esté mentalizada con el problema del hambre. Tenemos al pobre en nuestra propia escalera y nos da igual. No queremos ver nuestros propios problemas. No quiero arrebatar un solo euro a los programas de ayuda internacional, pero todos debemos ser conscientes de que este dinero lo necesitamos para distribuir los alimentos a la gente de nuestro propio pueblo".
"Trabajamos desde una trinchera", reconoce Carlos Almagro, "y en ocasiones, apenas conseguimos captar la realidad".
Quizá por este motivo, todavía retiene en su memoria la fotografía del viernes 24 junto al mercado municipal de Ermitagaña. "El corazón me dio un vuelco. Aparqué el coche en la trasera del mercado cuando vi a una mujer joven sacando de uno de los contenedores una bolsa de basura llena de pizzas. En ese momento no sabía qué hacer. Me sentía impotente. Uno se da cuenta en estos momentos de que la Fundación no cubre el hambre que padecen diariamente muchas familias navarras". La solución, según Almagro, estriba en la industrialización del producto. "Es la única manera de poder conservar los excedentes que nos envían las empresas y poder distribuirlos. En 2006 transformamos una remesa de excedentes de manzanas en un postre individual de un kilo. Lo elaboramos en una empresa de Azagra. De esta manera, lo distribuimos con éxito. Si este "experimento" lo hiciésemos con todos los excedentes, conseguiríamos diversificar el género en las naves. En la nuestra apenas entra un 2% de carne y pescado. Lo que repartimos, en mayor medida, son productos lácteos, frutas y verduras envasadas. Hay depósitos de alimentos en España que sólo reparten bollería y mermeladas."
Origen de los Bancos
El origen de los bancos de alimentos se remonta a los años sesenta del siglo XX. John Van Hengel, un jubilado de Fénix (Arizona), fue consciente del problema del hambre al participar en una recogida de frutas y legumbres organizada por una entidad benéfica. Vio que las personas marginadas demandaban asistencia para vivir. Una madre de nueve niños se le acercó y le contó que para mantener a su familia recogía en la madrugada los alimentos que caían de los camiones al descargar en los supermercados. Al escucharla, Van Hengel se conmovió y organizó con voluntarios la recolecta de alimentos en supermercados, para su posterior reparto. Así, en 1967, nació en Fénix el primer Banco de Alimentos, el St. Mary"s Food Bankcon voluntarios. En Navarra, el Banco de Alimentos se fundó en 1995 y arrancó en 1996 con una entrada de 50.000 kilos de comida . "Aquel año no recibimos ni un duro de subvención", puntualiza Almagro.
En pleno siglo XXI, se han endurecido las dificultades para los más pobres. En 1996, una persona obtenía 100 kilos de comida al año de la entidades, el doble que en la actualidad. "No olvidemos que los Bancos de Alimentos son el resultado del desarrollo imparable de los países".
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