"Lo más triste de todo es el hambre, porque es lo que más vidas humanas se lleva, unas 60.000 al año", dijo
"El mundo no es, ni de lejos, solidario". Con esta afirmación, Arcadi Oliveres, catedrático de Economía Aplicada en la Autónoma de Barcelona y vicepresidente nacional de la ONG Justicia y Paz, inauguró ayer el ciclo de conferencias Codesarrollo"08, organizado por la Oficina de Atención a la Inmigración y el servicio de Cooperación Internacional al Desarrollo del Gobierno de Navarra.
Para corroborar su afirmación puso ejemplos como el del sida, del que, salvo en días pasados y debido a la concesión del Nobel de Medicina a investigadores sobre la enfermedad, "no se habla más que un día al año, el 1 de diciembre, día mundial". Aportó cifras relativas a los afectados en el mundo y al muy escaso acceso a los tratamientos médicos en el África "sur sahariana", debido a los precios de los fármacos y a la negativa de los laboratorios a abaratarlos.
Se refirió asimismo a los ingresos por trabajo. Según datos OIT, informó, 2.700 millones de personas viven con entre uno y dos dólares al día. "Nadie puede vivir así, es imposible, pero le pasa al 42% de la población mundial".
El hambre
Añadió que, pese a la dureza de los ejemplos anteriores, "lo más triste de todo es el hambre, que es lo que más vidas humanas se lleva, unas 60.000 al día", mientras sobran alimentos en el mundo.
Mantuvo que no es recomendable, salvo en momentos puntuales, enviar alimentos de una zona a otra. "La respuesta es la soberanía alimentaria, que cada país produzca su alimentación", para lo que algunos países habrán de cambiar sus sistemas productivos (dejar el café, por ejemplo, para producir trigo) y para lo que hay que invertir en la agricultura.
Aseguró que "la crisis alimentaria es, quizá, más grave que la financiera". Así, aludió a la especulación financiera sobre los alimentos, la utilización de productos en agrocombustibles y el cambio de los hábitos alimenticios en países como China e India.
Finalmente, habló de cómo debe ser la solidaridad: en primer lugar, tener una buena información para no ser manipulados; a continuación, en una "actuación macro", implicarse en los movimientos sociales que pretendan cambiar el mundo; y, por último, en la "parte micro", repartir el trabajo, rebajar el salario (para evitar que aumente el paro), reducir el consumo y, con los ahorros, ser coherentes con la banca ética
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