Más de 500 personas presenciaron ayer en Etxalar la antigua caza de palomas con red en el Día de las palomeras. Se capturaron 3 docenas.
TRES docenas de palomas vivas fueron capturadas ayer bajo las 6 redes de los palomeros de Etxalar en el collado de Iarmendi. "Hemos tenido días mejores", aseguraba José Ángel Goyeneche Zubieta, de 52 años y guarda de las palomeras. Soplaba viento sur, poco favorable para la pasa y las capturas con red, sistema tradicional de caza que aún conserva este pueblo.
Aun así, medio millar de personas no quisieron dejar de acercarse a este punto fronterizo con Francia y conocer de primera mano esta técnica ancestral, de la que hay constancia escrita desde hace 700 años. Etxalar celebraba ayer el Día de las palomeras.
En este alto de Etxalar conviven históricamente cazadores con armas de fuego (en unos 20 puestos que subasta el Ayuntamiento) con los palomeros, que tratan de engañar con paletas, banderas y gritos a las bandadas de palomas que llegan volando bajo para asustarlas y dirigirlas hacia las redes ocultas entre los árboles. En la presente campaña de caza, iniciada el 1 de octubre, ya se han capturado con las redes unas 50 docenas de palomas, más otras 11 de txolomas (más pequeñas). "Necesitamos viento norte, y el mejor día fue el 10. Se cogieron 19 docenas de palomas y 5 de txolomas", recuerda Goyeneche. Se venden a 10 euros las muertas, y a 25 las vivas.
Este año son una docena los palomeros, aunque en fines de semana pueden juntarse hasta 20. Entre ellos se encuentran tres jóvenes de la localidad, Oier Iturria Errazkin y Aitor Damboriena Altzuguren, ambos de 13 años, y Xabier Gallardón Eugui, de 14. "El viernes hacemos toda la tarea que podemos y pasamos luego aquí el sábado y domingo enteros. Nos gusta coger las palomas vivas bajo la red, y mantener esta antigua tradición", dijeron. La temporada acabará el 20 de noviembre para los palomeros, y el 8 de diciembre para el resto de cazadores
Curiosos en silencio
Quienes ayer se acercaron a Etxalar pudieron ver varias capturas con red. Y lo hicieron en silencio, respetando cada toque de corneta (sonó unas 60 veces en todo el día) que anuncia la llegada de palomas a poca altura y que impide disparar a los cazadores y pide silencio. "Había venido varias veces y nunca había visto las redes en marcha. Se agradece", apuntó Sebastián Odriozola Makuso, vecino de Fuenterrabía de 56 años. El pamplonés de 54 Diego Martín Tejada, por su lado, destacó de este tipo de caza que "es todo un arte". Le acompañaba Manuel Arrosamena Achucarro, de Etxalar y 61 años. "En el pueblo sentimos mucho aprecio por esta técnica de caza, pero dan pena las continuas polémicas entre cazadores y palomeros", dijo. Jesús Ros Mihura, de 50 años y vecino de Lezáun, sentenció: "Es una técnica que, año tras año, no deja de sorprenderme".
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