El delantero de Luzaide se enfrentará a Pablo Berasaluce en octavos de final el domingo en el Astelena
En apenas 24 horas el Cuatro y Medio ha mostrado dos caras bien distintas. Si el sábado Larralde firmaba la segunda mayor paliza de la década en la jaula y dejaba en evidencia el criterio de selección de las empresas, Arretxe y Zubieta se batieron ayer el cobre en el Astelena por hacerse un hueco en octavos.
Terminó llevándose el gato al agua el delantero de Luzaide (22-16), pero tuvo que trabajar de lo lindo para deshacerse del zaguero de Etxarri Aranatz, que sin ser un especialista tuvo una actuación más que digna.
Saltó Iker Arretxe con las ideas claras al Astelena. Nada de precipitaciones, ni florituras. Pelotear con paciencia, defender bien e ir madurando al gigante de Etxarri. Aprovechó su material y consiguió una tacada inicial de 12-0 que puede llevar a engaño. No estuvo mal Aitor Zubieta, al contrario. Peleó y también le faltó una pizca de suerte en algunas pelotas.
Arretxe se estropeó la mano
Cuando todo parecía encarrilado para el segundo de la saga de los Arretxe, al de Luzaide le entró una pelota a la altura del segundo dedo de la mano izquierda. Fue en el 12-2, en uno de los pelotazos defensivos a los que le obligó Zubieta.
A partir de entonces el choque cambió de rumbo, alcanzó una nueva dimensión. Zubieta cogió su material, jugó en largo y tomó riesgos en su juego. Abrió al ancho y buscó terminar el tanto.
Arretxe, que sentía el punto doloroso en la mano, vio cómo su ventaja fue menguando poco a poco hasta llegar a la igualada a 15 tantos. Y, como le sucedió el año pasado con Aguirre, se quedó en la orilla. Nada se le puede recriminar al zaguero de Etxarri, que dio lo que tenía en el verde eibarrés.
Iker Arretxe sacó fuerzas de flaqueza y acertó con la dejada en el tramo final del partido. Lo suficiente como para llegar a 22 y hacerse un hueco en los octavos de final. El navarro se medirá entonces con Pablo Berasaluce en otro choque inédito.
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