La tardanza en la toma de una decisión y la forma de gerenciarla, hasta con filtraciones interesadas que emanan del propio club, genera dudas y sospechas
E L club tiene derecho a tomarse todo el tiempo del mundo para una decisión tan importante como la nominación del entrenador del primer equipo. Mejor la demora que la precipitación. Los temas importantes exigen tiempo, datos y sobre todo cabeza fría. Sin embargo, hay formas y maneras de llevarlos, y más éste, que exige cierto tacto, mínima implicación tratándose de quien se trata, y que, en cualquier caso, no se lleva de la forma más correcta.
No es Osasuna el único club de Primera que no ha tomado la decisión sobre su entrenador de la próxima temporada. Ahí están, por ejemplo, el Espanyol (todavía con Valverde), el Racing (posiblemente Muñiz, del Málaga), Getafe (quizás Arconada, del Numancia), o Almería (sin Emery). Sin embargo, el caso del club navarro es diferente porque topa con un hombre de la casa, que en ningún caso merece el referéndum ficticio, y en ocasiones hasta malintencionado, desatado en torno suyo.
A José Ángel Ziganda se le conoce de sobra en Osasuna. No costaría enumerar de carretilla todo lo bueno y mejorable, repetido una y otra vez dentro de ese referendum abierto, y que no merece la pena volver a repasar. Precisamente por lo bien que se le conoce sorprende la tardanza en tomar una decisión sobre su continuidad, sea sí o sea no. Más aún, la tardanza alimenta dudas, y también sospechas.
Si algo no merece José Ángel Ziganda son las filtraciones interesadas que emanan desde el interior de club. ¿Qué cosas vio Izco en Puente Viesgo que le hicieron dudar? ¿quién va con estos chismes, tira la piedra y esconde la mano? Seamos serios. ¿De dónde salen las continuas encuestas entre los directivos?
Tampoco merece el Cuco ser segundo plato por parte de Osasuna. Ya lo fue en su llegada, algo comprensible, pero ahora supondría una total falta de respeto, y de tacto. Y es que la tardanza invita a plantearse si no hay iniciados contactos y negociaciones por otros lados, con otros entrenadores, cuya decisión final depende de si fructifican o no y con quien.
Esta bien tomarse un tiempo de reflexión, mejora la demora que la precipitación, pero el proceso abierto no beneficia a nadie, tampoco al propio club. De la misma forma que al "Cuco" le costó dos días tomar una decisión, también la directiva debió mostrar de alguna forma la misma firmeza, o al menos cortar de raíz esta crisis que Izco no acierta a gerenciar con éxito, y poco le ayuda seguir hablando en Madrid de una manera y en Pamplona de otra. A Osasuna le están abriendo una herida que precisa curar cuanto antes para no dejar cicatriz.
Además, el debate abierto sobre la continuidad o no de Ziganda ha logrado introducir una serie de trampas que lo falsean. Nadie habla, por ejemplo, de la calidad de la plantilla o del rendimiento de algunos fichajes, a no ser para culpar por esto al técnico, pese a que les ha visto entrenar durante todo el año. En fin, otra de las aristas de una polémica que no beneficia al club, ni a la plantilla, ni al entrenador, sea quien sea, debilitado de inicio por culpa de una crisis creada y mal gestionada.
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