Con sus pisadas, abrió camino al suizo Ueli Steck, que permanció junto al montañero navarro hasta el final
Es el gran protagonista de la historia. Horia Colibasanu, un odontólogo rumano de 31 años, que arriesgó su salud y su vida por cuidar de Iñaki Ochoa de Olza. Él fue quien primero vio que el montañero navarro no se encontraba bien. Ocurrió a 100 metros de la cima del Annapurna. Iban tres. El ruso Alexei Bolotov decidió continuar. Colibasanu permaneció al lado de Iñaki. Consciente de la gravedad de la situación, avisó y arropó al pamplonés durante tres noches a 7.400 metros de altitud.
Le dio calor, lo alimentó y lo medicó. No le importaba que cada minuto a esa altura resultase gravemente perjudicial para él, con problemas físicos e inicio de edema pulmonar. Más de 72 horas después, extenuado y enfermo, el rumano abrió con sus pisadas en la nieve la ruta por la que ascendía el suizo Ueli Steck para el rescate. Tras cruzarse,Colibasanu realizó un arriesgado descenso que le salvó la vida.
Desde el campo base del Annapurna, un día después de la muerte de Iñaki, Colibasanu revela en una entrevista telefónica a este periódico cuánto le costó dejar la tienda y descender hasta dar el relevo al suizo . A pesar de la distancia, la conversación resuena próxima, emocionada, agradecida.
Horia, ¿cómo ocurrió todo? El lunes, en el descenso, noté que Iñaki no se encontraba bien. Renunciamos a seguir bajando y pusimos la tienda. Traté de establecer contacto con la expedición y avisarles de que algo iba mal. Iñaki no hablaba con coherencia. Tampoco podía caminar.
¿Cómo vivió Iñaki esos días?
Pasaba la mayor parte del tiempo inconsciente. Cuando despertaba, le daba algo de sopa , calor y también trataba de apoyarle. ¿Hablaba?
Muy poco. Me preguntaba si había recibido noticias de los demás. Yo le decía que no era fácil, que ellos tenían muchos inconvenientes.
¿Sufría dolores?
Creo que no, porque había perdido el conocimiento. Decidí darle algunas pastillas que llevábamos encima. También calor. Hacía mucho frío allá arriba.
¿Cuándo decidió bajar?
Cuando supe que el suizo Ueli Steck estaba en camino. Además, se nos acababan los alimentos y las medicinas. Iñaki necesitaba ayuda urgente. Fue muy duro para mí (respiración entrecortada, silencio durante varios segundos), muy duro. Quizá lo más difícil. No quería dejarle solo, pero no había otra salida... (vuelve a guardar silencio) No fue un momento nada fácil. No me quería ir. No quería tomar esa decisión, pero no teníamos opción. Sin comida, ni alimentos. Pensaba en la ayuda que necesitaba Iñaki. En salvarle.
Con sus pisadas, abrió camino al suizo Ueli Steck.
Era muy importante para la salud de Iñaki que recibiera ayuda urgente. Yo bajaba y él subía. Tenía que encontrar rápido al enfermo. La pena es que, al día siguiente, cuando estaban más cerca, fuera demasiado tarde (vuelve a emocionarse).
¿Qué es lo que le ha pasado por la cabeza durante todos estos días?
Era un momento muy duro, resultaba difícil pensar y tomar decisiones.
Dicen que éste ha sido un dispositivo de rescate sin precedentes.
Cuando me enteré, no podía creer que tantas personas se hubieran movilizado y estuvieran pendientes de nosotros. La verdad, estoy impresionado. Ha sido increíble.
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