Los hosteleros se quejaron por las molestias que producen al resto de su clientela
Agentes de la Policía Nacional y Local patrullarán por las calles de pinchos del Casco Antiguo de Logroño para mantener una convivencia pacífica entre los ciudadanos y los cientos de visitantes que acuden cada fin de semana para celebrar despedidas de solteros. Atraídos por el reclamo del buen vino y un mejor yantar, cada fin de semana llegan a Logroño cientos de jóvenes de comunidades vecinas, principalmente del País Vasco, Navarra y Castilla y León, para correrse una juerga antesala de la boda de un amigo.
La mayor vigilancia policial de las calles de bares la anunciaron hoy el alcalde de Logroño, Tomás Santos, y el delegado del Gobierno en La Rioja, José Antonio Ulecia, tras celebrar una Junta Local de Seguridad.
En la reunión también participó Andrés Fernández, en representación de los hosteleros de la calle Laurel, donde se apiñan decenas de bares de tapas y supone el principal reclamo turístico de la ciudad.
Hace unos días los hosteleros de esta zona expresaron su preocupación por la moda que se ha creado de celebrar en Logroño las despedidas de solteros y las molestias que producen al resto de su clientela.
Aunque no se ha producido ningún incidente y los cientos de visitantes también se encargan de aportar sus fondos a las cajas de los hosteleros, las juergas de estos ruidosos jóvenes han provocado quejas entre los clientes habituales de estos bares
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