LA CLAVE ESTÁ EN DAR CON EL CLAN AL QUE PERTENECEN LOS PIRATAS PARA PODER ABRIR UN CANAL DE NEGOCIACIÓN DESDE LO ALTO DE SU JERARQUÍA
La clave de la negociación es dar con el canal justo que lleve hasta los piratas. Y no es nada fácil, pues Somalia está fragmentada en bandas armadas, clanes y grupos políticos. Lo más importante es averiguar a qué clan pertenecen los piratas, para poder abrir un canal de negociación desde arriba, desde lo más alto de la jerarquía.
Luego, la complejidad de los trámites dependerá del número de eslabones en la cadena que sean necesarios para llegar al punto deseado. Pueden ser cuatro o cinco personas, o quizá más. Por decirlo de forma gráfica, es como descender por el dibujo de un árbol genealógico.
El laberinto somalí
La búsqueda del inicio del hilo en este laberinto es ardua, pero es por donde se empieza. Esto es lo que venía a decir el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, al explicar que la misión del embajador enviado a Mogadiscio es «establecer el marco para iniciar la negociación y determinar la mejor manera de resolver este caso».
«Los piratas no han hecho ninguna oferta, no sabemos lo que quieren, primero hay que escuchar», detalló.
El embajador mantuvo ayer contactos con el primer ministro de Somalia, el ministro de Interior, el responsable de Policía y el jefe de la misión de la Unión Africana. Quizá ayudará el hecho de que el presidente del Gobierno provisional sea de Puntland, pues puede conocer los clanes involucrados o pertenecer a él. Sin embargo, para dar una idea de la complejidad de la situación, el primer ministro es un de clan enemigo de las autoridades de Puntland, y con él en teoría no hay nada que hacer.
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