Los socialistas dicen que se ha quedado por debajo de lo que ellos consideran necesario
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, lanzó ayer su proyecto de reforma constitucional para que se concrete la "democracia ejemplar" que prometió en su campaña, pero la oposición socialista, cuya abstención es necesaria para su aprobación, la criticó como muy insuficiente y puso condiciones.
El proyecto que el portavoz del Gobierno, Luc Chatel, calificó de "la mayor reforma de la V República" -fundada por Charles de Gaulle en 1958- fue aprobado ayer en Consejo de ministros y su debate comenzará en el Parlamento el próximo 20 de mayo.
El texto amplia los poderes del Parlamento, encuadra los del presidente de la República, que, a cambio, como quiere Sarkozy, podrá expresarse en persona ante los legisladores -lo que no puede hacer ahora en virtud de la separación de poderes- y da más derechos a los ciudadanos.
Más poder al Parlamento
En el proyecto, el poder del Parlamento se ve reforzado en política europea e internacional: así, será informado de inmediato de toda intervención militar en el exterior, cuya prolongación más allá de seis meses requerirá su autorización. Además, el Legislativo tendrá derecho de adoptar resoluciones en todos los ámbitos y controlará su orden del día, y será necesaria su opinión para los nombramientos más importantes. El artículo 49-3, que permite cortar el debate y adoptar sin voto un proyecto de ley para acabar con tácticas obstruccionistas, quedará limitado a unos pocos casos y los poderes del jefe de Estado quedan encuadrados. Pero dirigentes del PS afirmaron ayer que el proyecto está "muy por debajo de las reformas necesarias para modernizar la democracia francesa".
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