"La pobreza no es triste. En mi casa andábamos descalzos, pero se reía con mucha frecuencia"
"No es lo mismo hablar de la pobreza que usar miserabilismo para hacer cine". Ésta es una de las premisas de las que parte el director uruguayo Enrique Fernández para hacer cine. Prueba de ello es la película El baño del Papa, que se proyectó ayer dentro de la IV Muestra de Cine, el Mundo y los Derechos Humanos y que mañana se estrena en el cine en Pamplona.
Fernández, que tiene experiencia previa como guionista y realizador, se trasladó hasta la capital navarra para presentar el film que co-dirige junto a César Charlone y para compartir con los espectadores un pequeño coloquio sobre esta historia.
El baño del Papa recrea la expectación que generó la visita que Juan Pablo II hizo a Melo, un pequeño pueblo del interior de Uruguay en 1988, donde Enrique Fernández pasó su infancia y adolescencia. "El excusado en mi casa de niño era igual al que se ve en la película", ejemplificó el director, que ejerce como docente en la Escuela de Cine de Uruguay.Los personajes que protagonizan esta mezcla de sátira y comedia social son también aquellos que perviven en la memoria del uruguayo de su niñez. "Nosotros éramos una familia muy muy humilde, igual que la gente que pasaba por la casa de mis padres todos los días. Así que yo creé las situaciones, pero los personajes tienen una impronta natural de mis recuerdos de aquella época", apuntó. "El tiempo parece detenido en los pueblos ganaderos del interior, así que si viajas hasta allí, te encontrarás con gente muy parecida", dijo.
Una textura de rostros
El proyecto sólo cuenta con tres actores profesionales. El resto son personas sin ninguna experiencia previa en el cine, una industria que en Uruguay apenas tiene quince años de vida. "La película necesitaba una textura de rostros que es imposible completar con profesionales. Así que la gente pasó a ser la base de una buena parte de la construcción de la ficción", arguyó el director.
La película se estrenó el año pasado en su país de origen, con buenas cifras de espectadores. "Creo que es porque habla con mucha franqueza de algunas situaciones que son muy tangibles para el uruguayo medio, y una de ellas es la pobreza", argumentó el cineasta. Fernández abogó por erradicar algunas de las simplificaciones en las que se suele caer cuando se habla de los desfavorecidos. "La pobreza es algo complejo, pero no triste. Yo recuerdo que en mi casa, donde andábamos descalzos, se reía con mucha frecuencia, porque los pobres tenemos el recurso para seguir viviendo en medio de la carencia".
El componente emocional
El baño del Papa tiene a sus espaldas un largo recorrido en certámenes. Participó en Cannes, ganó el premio al mejor guión original en el Festival de Huelva 2007 y el Premio Horizontes Latinos en el Festival de Cine de San Sebastián, y fue elegida para representar a su país en los Oscar. Si alguna conclusión ha extraído Enrique Fernández de todo este periplo, es que "hay una naturaleza humana, un componente emocional que es el mismo en cualquier parte del planeta". "La zozobra que tiene la madre de la película porque su hija quiere ir a estudiar fuera es la misma en Melo, en París o en Pamplona", ejemplificó. Por eso, "el cine deja de ser esa cosa que sucede en la pantalla y conecta con la realidad cotidiana de cualquiera de nosotros", terminó.
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