El padre de Maite Arbea era barbero, músico y cervantista. Su último disco se tituló "Recordando a Cervantes"
La lectura pública del Quijote siempre acaba en Pamplona con una especie de homenaje. El último en subir al estrado, en el Instituto Plaza de la Cruz, siempre lo hace con una carga simbólica: inmigrantes, gente de ONG, seminaristas en Goa... Este año en el que la iniciativa cumplía diez años el tema elegido era la amistad.
"La mayor en el libro es la de Quijote y Sancho, pero también la que existe entre el cura y el barbero", comentó Emilio Echavarren, presentador del acto. Los responsables de los Amigos del Quijote y del Ateneo Navarro, organizadores del acto, se pusieron a atar cabos y dieron con una familia de barberos navarros que llevan en el sector más de cien años: los Arbea. Y, dentro del clan, se da la circunstancia de que Miguel Ángel Arbea era, además, cantautor, y muy cervantino. Su último disco se tituló Recordando a Cervantes.
Así que la última lectora de esta décima edición fue su hija Maite Arbea Martínez, de 37 años, casada con 3 hijos y que no es barbera, es peluquera."Mi padre era un Quijote y murió como un Quijote", comentaba al concluir el acto.
Fue el propio Echavarren quien presentó el último disco de Arbea en abril de 2003. Fue el último día en el que Miguel Ángel tocó la guitarra. Murió en junio de ese año víctima de un cáncer.
"Era una persona muy especial, quería salvar el mundo y montaba largas tertulias en la peluquería", recordaba su hija, que optó por el pasaje del capítulo 6 en el que el cura y el barbero rastrean la biblioteca del caballero seleccionando el alimento para las llamas.
Ella fue la última de una larga lista que comenzó a las diez de la mañana y concluyó a las ocho, con un parón para comer. Ayer pasaron por el instituto 117 personas, muchas más que las 85 del pasado año o las 88 del anterior. Hubo muchos políticos, además, algo poco habitual cuando no hay elecciones a la vista, como en este caso, y gente de Moldavia, Colombia o Austria. El acto concluyó con la música del cuarteto de cuerda Mitya.
En el Hospital Virgen del Camino, por otra parte, se obsequió a los niños ingresados con un libro de cuentos (Este sueño no es mío, de Hernán Goñi y Florencia Bianchi) y una rosa de caramelo. La iniciativa fue una gentileza de la Fundación Antena 3.
© DIARIO DE NAVARRA. Queda prohibida toda reproducción sin permiso escrito de la empresa a los efectos del artículo 32.1, párrafo segundo, de la Ley de Propiedad Intelectual